HISTORIAS DEL REINO
Un problema real catalán
Mientras en España proliferan los chistes crueles sobre el «english» de Ana Botella y la Diada de Cataluña, los problemas reales siguen al acceso. Más preocupados los políticos de cuarta división en multiplicar el número de barretinas por metro cuadrado, se olvidan de que mientras ellos mantienen los gastos en TV3, se duplica en esa tierra el número de niños malnutridos.
En pocos meses, los mismos que Rajoy lleva aguantando la tontuna de Mas, el 4,4% de los rapaces van a la cama sin cenar y sin desayunar. Uno de cada cuatro peques no dispone ni de material escolar, ni de ropa adecuada para el año. En su Cataluña, señor president, la pobreza infantil, según Fedaia, siempre ha rondado el 19%, sin que ustedes, desde su identidad diferenciada, hayan hecho nada por solucionar un problema más real que si los peces del Mediterráneo llevan en los lomos el rojigualdo combinado de color. Que conste que los datos son suyos, del Síndic de Greuges, nuestro Defensor del Pueblo. Un hombre valiente capaz de enfrentar a su Parlament con la dura realidad cotidiana de los catalanes. Algo en lo que el resto de los españoles, lo siento, nada tenemos que ver.
La estupidez humana raramente alcanza límites, como se puede comprobar siguiendo a los protagonistas de los medios de comunicación. Mientras haya niños malnutridos, familias desahuciadas que sobreviven de las pensiones de los abuelos charnegos, u hospitales que cierran sus servicios para ahorrar, es indecente, señores Mas y Rajoy, que se dedique un millón de euros a los fastos del 1714, una de las grandes medias verdades que les sirven para crear el tópico catalán. Esa misma cantidad, un millón, sumada a los 6,6 que la Generalitat concede a ciertos medios de comunicación catalanes afines, supondría más de un millón de becas de comedor para los niños.
Cuando uno comprueba estas cifras, siente náuseas. E impotencia. ¿Acaso nos hemos olvidado de lo que es verdaderamente importante? ¿Salvar a Bankia o celebrar el 1714 es más urgente que evitar que mueran en listas de espera enfermos, que se cierren plazas hospitalarias, que no se ayude a las familias más necesitadas en la escolarización de sus hijos, que gracias a ustedes la sociedad ya se haya fragmentado en dos?
Lo más triste de su feudalismo de pandereta es que en los tiempos medievales que tanto parecen añorar, personas como ustedes no durarían ni una batalla. Aunque siempre tendrían la suerte del tonto y algún payés malnutrido les salvaría finalmente el culo. Visto cómo está este país, y especialmente su nació, no me extraña que el president del Govern de Catalunya tenga esa cara de padecer del vientre…
Si en algún momento de nuestra historia ha sido imprescindible un pacto entre PP y PSOE, es ahora, señor Rajoy. Póngase las pilas de una buena vez.