El otro ritmo del PNV

El PNV salió bastante escaldado del empecinamiento que se adueñó hace unos años del entonces lendakari Ibarretxe y su famoso plan secesionista que llevaba su nombre. Un plan que fue rechazado de forma mayoritaria en febrero de 2005 en el Congreso, —con dos magníficos discursos del entonces portavoz parlamentario del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba y del líder de la oposición, Mariano Rajoy— después de haber sido aprobado en el Parlamento Vasco gracias al apoyo que el PNV recibió de los diputados de la marca que ETA tenía entonces en la Cámara de Vitoria. Cuatro años después de aquella aventura, en 2009, el PNV fue desalojado del Gobierno Vasco, gracias al pacto PSE-PP que aupó al socialista Patxi López al sillón de Ajuria-Enea.

Recuperado el poder en las elecciones autonómicas de hace un año, el PNV no quiere en estos momentos correr riesgos con aventuras secesionistas. Así lo han dejado claro tanto el lehendakari Urkullu como el presidente del partido, Andoni Ortúzar, en la celebración este domingo en Vitoria del Alderdi Eguna o Día del Partido. Ortúzar dijo textualmente que «la velocidad a veces embriaga» en referencia a una precipitación por la independencia que puede provocar «una sensación de volar, de que todo es posible, pero que en ocasiones puede llevar a la pérdida de control, lo que puede derivar en un accidente con consecuencias irreparables». Parece claro que el presidente del PNV estaba pensando en el «jardín» en el que se ha metido Artur Mas con su idea de convocar un referéndum independentista en Cataluña que la Constitución no le permite.

¿Significa esto que el PNV ha renunciado a su idea fundacional de independencia? El PNV ha demostrado a lo largo de su historia saber conjugar dos almas: la mas radical e independentista con otra mas pragmática, que es la que en estos momentos preside su acción política.

Pero a medida que avance el proceso secesionista en Cataluña, el PNV va a tener toda la presión del mundo de ETA —hay que recordar que Bildu es en estos momentos la segunda fuerza política vasco— para que dé pasos en esa misma dirección de Cataluña, con el riesgo de que si no lo hace, dejará abierto un flanco que será aprovechado por la izquierda aberzale. Pero sabido es que el PNV es un maestro a la hora de moverse en la ambigüedad, con tal de conservar el poder.