Diario de León

TRIBUNA

¿Somos castellanos los leoneses?

Publicado por
Joaquín Cuevas Aller escritor
León

Creado:

Actualizado:

Ocurrió el año 2002 en una visita a la Catedral de Ciudad Rodrigo. En un momento del recorrido, el guía dijo estas palabras: esta Catedral fue edificada por orden del rey de Castilla Fernando II. Esperé al final de la visita y, entonces le dije: ha dicho usted algo que es mentira ¿ha, sí?, me contestó. Sí, le dije, Fernando II no fue rey de Castilla, fue rey privativo de León. Bueno sí, me contestó, pero como León pertenecía a Castilla, es lo mismo. Ya sabe que Castilla era casi toda España. Perdone usted, le repliqué, debe informarse mejor, las mentiras hacen mucho daño. Nadie más se dirigió al guía para protestar

Esta experiencia vivida en Ciudad Rodrigo la encontramos habitualmente aquí en la provincia de León. Aquí van dos ejemplos: El 22 de mayo apareció una Tribuna de Opinión de un escritor habitual de este Diario, no importa el nombre, en el que dice que «el año 1230 el Reino de León quedó finiquitado para siempre». Asimismo, el 10 de junio apareció otra Tribuna en la que su autor dice que, «una vez que Portugal consiguió su independencia, fue Castilla la que tomó las riendas políticas del resto del territorio peninsular y que, a base de continuas guerras con la cruz-espada, formó su propio imperio interior». Totalmente falsas ambas afirmaciones.

Desde hace muchos, muchos años a todo lo que es leonés se le denomina castellano. En tertulias políticas en radio y televisión, oímos nombrar como reyes de Castilla a reyes de León como a Alfonso VI, a Doña Urraca y a Alfonso VII, o que Alfonso IX convocó las primeras Cortes de Castilla y León, o que el Reino de León nació hace 1100 años bajo la Corona de Castilla cuando de Castilla no existía ni el nombre.

En España ha habido varios historiadores de una gran fama que son considerados dogmáticos y que tuvieron numerosos seguidores. Entre ellos están tres que escribieron sendas historias de España: el navarro Rodrigo Jiménez de Rada, el cordobés Ambrosio de Morales y el palentino Modesto Lafuente. Los tres y sus seguidores se olvidaron por completo del Reino de León, como si nunca hubiera existido.

Los historiadores afirman rotundamente que el Reino de León se integró en Castilla el año 1230. Si esto fuera cierto, sería la primera vez en la historia de la humanidad que un pueblo renuncia a su propia identidad y se integra en otra identidad, en otro pueblo y, lo más raro es que lo hizo voluntariamente ya que el Reino de León ni fue invadido ni derrotado. Los historiadores se olvidan de que el año 1230 el Reino de León se componía de los territorios siguientes: Galicia, Asturias, Extremadura y la actual región leonesa. Dan a entender que fue todo el Reino de León el que se integró en Castilla. Circulan mapas por doquier de la Edad Media con los siguientes datos. Lo que hoy es España se componía de tres Coronas: el Reino de Granada, la Corona de Aragón que comprendía Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares y la Corona de Castilla que comprendía el resto de España, es decir, desde Galicia hasta Murcia.

Estas fantasías son admitidas por casi todo el mundo con total naturalidad sin que nadie piense en su veracidad. Los que han escrito estas cosas no aportan argumentos o documentación alguna que justifique sus escritos. Quiero plantear algunas preguntas muy elementales y lógicas. Se sabe cuando y donde Alfonso VI, Urraca I y Alfonso VII fueron ungidos Reyes de León, pero ¿alguien puede decir cuándo y dónde fueron coronados como Reyes de Castilla? ¿Alguien pude decir cuándo Asturias, Galicia y los demás reinos dejaron de pertenecer a la Corona de Castilla y dejaron de ser castellanos?

La documentación auténtica medieval es amplia para dejar las cosas muy claras. Según esa documentación, en los primeros tiempos, cuando Castilla pertenecía al Reino de León, no solamente no se encontraba a gusto, sino que intentó por todos los medios separarse de León, llegando en muchas ocasiones a la traición, pactando con los invasores musulmanes. Fruto de esas traiciones fue la larga duración de la Reconquista. Los castellanos odiaban realmente a los leoneses y los leoneses eran conscientes de ello como lo demuestran algunas frases atribuídas a Alfonso V, por lo que hablar de integración de ambos pueblos es una aberración

La fecha de esa integración la ponen los historiadores en el año 1230. ¿Qué sucedió realmente ese año? Esta es la realidad: El año 1230 muere el último rey privativo de León, Alfonso IX. Le sucedió en el Trono de León su hijo Fernando III el Santo que era entonces rey de Castilla. Fernando III era desde ese momento rey de varios reinos con plena independencia entre sí: León, Castilla, Toledo y luego Murcia y Sevilla Las diferencias de todo tipo entre León y Castilla eran abismales como demuestro en mi libro León en la Época más confusa de la Historia de España, 1230-1504 . En este libro aporto cientos de documentos auténticos sacados de las crónicas medievales donde se demuestra claramente esas diferencias. Estas son algunas de ellas: León y Castilla tenían leyes, monedas y lenguas diferentes. León celebraba sus Cortes separadas de las Cortes Castellanas durante casi 200 años, en lugares y fechas diferentes. Esta separación de ambas Cortes era por miedo de los castellanos a perder parte de sus privilegios. Posteriormente ambas Cortes se celebraron juntas por imposición de los Reyes pero se hacían actas diferentes en lenguas diferentes. La auténtica verdad es que, a partir del año 1230, había en España varios reinos independientes entre sí con un único rey. Por eso, en los testamentos de los reyes, incluída Isabel la Católica, se puede leer: «dejo todos mis reinos a…» Hay un dato que demuestra la falsedad de la integración de León en Castilla: ningún castellano podía ser alcalde de los municipios leoneses. Esta ley fue aprobada en las Cortes leonesas y así consta en las actas

En los últimos años se han creado en España 17 ministerios de Cultura que han servido para estudiar 17 maneras diferentes la Historia de España. Producto de esa política ha sido la creación de numerosas fantasías que culminan con la desaparición del nombre de España que los radicales nombran el Estado o «este país». La verdad no interesa a la gran política. Llegará un momento en el que o los historiadores hablan o hablarán las piedras.

tracking