Gatos

No; no les voy a hablar de Guille, Guzmán y Desi, mis adorados príncipes felinos, a los que considero la mejor de las medicinas ya que equivalen a risas y caricias. Observar a un minino en plena tarea es el mejor espectáculo del mundo, pues ya dijo el gran Leonardo da Vinci que el más pequeño e insignificante de los gatos es en sí mismo una obra de arte. Me refiero a esos otros animales que cayeron en manos indignas y fueron abandonados en la calle de mala manera, integrándose en alguna de esas colonias que también proliferan en León. Hace siglos que hombres y gatos decidieron vivir juntos por los beneficios mutuos compartidos, pero en la actualidad los felinos urbanos lo tienen crudo pues dependen exclusivamente de los recursos que les pueda proporcionar la ciudad para su subsistencia. Y eso en medio de unas ordenanzas represoras en cuanto a la alimentación, que condenan a los animales al hambre y el posterior exterminio.

Existe un creciente colectivo de ciudadanos que no acepta esas medidas tomadas por sus representantes. Con el propósito de enmendar semejante tropelía nacía en julio del 2012 la Plataforma de Gatos en la Calle (www.gatosenlacalle.org), formada por asociaciones y particulares de Castilla y León y Cantabria, con el objetivo de gestionar las colonias de forma inteligente, bajo una filosofía de actuación que consiste en capturar, esterilizar y soltar. La idea no es nueva y ha funcionado en otros lugares como Barcelona, donde su Ayuntamiento cuenta con un departamento propio de bienestar animal que se encarga de controlar en espacios como Montjuich sus colonias gatunas, debidamente esterilizadas. Y eso por no hablar de Roma, que considera a sus felinos callejeros un patrimonio biocultural que merece ser tutelado. Ese es el futuro que proponen los voluntarios de esta Plataforma que merece todo nuestro apoyo.