Diario de León
León

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De repente, en los bares en los que junto al vino y la tapa te colocaban una papeleta del PP (del oficial no, del otro, del PP enfurecido) se empieza a hablar de política, que no interesa a la gente, pero la gente le da al pico, y se disparan las posturas al mismo nivel en el que se porfía por si es protusión o hernia lo que tiene el once del Madrid. Se conoce que los que viven de la política asumieron los ensayos de Miguel Martínez sobre las campañas electorales y su utilidad para perder votos, y han decidido anticiparse a la jugada.

Los mismos que mostraron cómo se podía medir la ciudad en baldosas en vez de distritos, áreas o kilómetros cuadrados, hacen claqué sobre las que se despegan en la calle Ancha. Para que no los olviden. Hay prisas por cerrar la alianza que, esta vez sí, los va a llevar a las listas. Ya no los frena nada; ni el frío que siempre amenaza fuera del partido, ni los consejos sabios de los ortodoxos. Obliga la urgencia de tocar otra vez pelo, la gusa del poder, el ego de mandar. En la ciudad se mascan como tabaco tres rumores sobre los próximos candidatos a alcalde, con carteles finalistas que van a terminar con fotos de concejales de tráfico y ediles de urbanismo.

La intentona del que oposita por libre se fragua junto a una agrupación electoral, a la que terminarán por subirse agraviados, despechados, dimitidos, cesados, derrotados, mediopensionistas y confundidos. La empresa está ya tan afinada que la gestión se desenvuelve en matices; cualquier día se sorprende a Vallejo y a Morano con el camarlengo de la Fele en cálculos definitivos sobre si pactan con los ex o con los leonesistas frente a la bancada en la que ya ceden un sitio a Ordóñez, que para esas alturas ya debería de haber cerrado lo suyo con Diez (otro concejal que fue de tráfico). Para dar más fiabilidad a sus cálculos con la agrupación, se reservan boletos para ampliar el área de juego, en previsión de que un orden inédito en el partido a nivel autonómico deje fuera del reparto a los colegas que están a punto de perder los amigos en León. Otro avance estratégico. Según resulte el congreso de la UPL, el arco de admisiones al clan de la segunda oportunidad se abrirá o contraerá unos grados a la derecha. No se llamará partido. Será agrupación electoral. Una ute. Qué visionario áquel que advirtió a Carrasco de que su oposición no estaba en el PSOE.

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