De Vitro a Antibióticos

I gnoro realmente los grandes entresijos, con intrigas de todo género, tribunales y Panameras de por medio, del desplome de Antibióticos. Sólo sé del triste epílogo, por ahora, de sus trabajadores y de la viabilidad de una compañía emblemática del sector y en su momento puntal socioeconómico de León. Pero estos días, al hilo de la propuesta salvadora del grupo Gadea para lanzar un flotador definitivo a la sociedad y a sus empleados, me viene a la memoria una historia empresarial en la provincia de León de la que administraciones y agentes sociales deberían entresacar una excelente y natural moraleja por su diverso final.

Se cumplen precisamente ahora diez años de la purga que la multinacional mexicana Vitro realizó en la gestión de la vidriera Cristalglass que adquirió en el Bierzo a precio de oro. Los cuates de Monterrey se hicieron con las riendas que manejaba esencialmente Javier Prado, uno de los fundadores de la marca, protagonista de su encumbramiento y de la generación de cientos de puestos de trabajo directos. ¿Qué fue lo que acaeció con los mexicanos al timón de una nave y un mercado tormentoso que apenas conocían y por el que no sentían demasiada pasión, ni cercanía? Como en el caso de Antibióticos, casi todo el mundo lo conoce también. Vitro Cristalglass no tardó ni una década en echar el cierre y poner de una tacada en la calle a casi medio millar de currantes.

Cuando los aztecas consumaron el relevo en la cúpula de Cristalglass rememoro una magnífica columna en este periódico del que fuera eurodiputado socialista José Álvarez de Paz. «Si yo fuera trabajador de Cristalglass preferiría perder el Vitro y tener un empresario conocido», proclamaba el político como un augurio de lo que terminaría ocurriendo y avalando el conocimiento, la proximidad y el emprendimiento de Prado y su equipo.

A mi el Pucci ese y Enerthi, salvando las distancias, se me parecen mucho a los que vieron como Vitro se iba muriendo y no movieron ni un dedo para sacarla del hoyo. El presidente de Gadea, Gerardo Gutiérrez, al que tampoco tengo el gusto, se me asemeja en su perfil y pasión por su sector industrial a Prado. Hoy éste, afortunadamente, encabeza en el Bierzo Tvitec una de las plantas punteras en toda España de transformación de vidrio con más de doscientos empleos. ¿Moraleja?