Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Esto no puede seguir así. Enchufas el telediario y, da igual la hora, sale la jeta de un tipo que parece el anuncio de una loción para después del afeitado y que responde por Artur Mas, de profesión independentista catalán. Oiga, ya aburre. En cambio los de León sólo aparecemos al final, cuando dan las temperaturas mínimas en el parte meteorológico. Y es cansino también que al tal Mas el presidente Mariano le suelte más pasta cada vez que amenaza en pantalla con largarse de España. Coño, a ver si tiene dos huevos duros para hacerlo por aquí cuando empiece a nevar.

Que no se me olvide para las próximas elecciones fundar un nuevo partido: el PIJO (Partido Independentista de Jubilados y Obsoletos). Los que vengan del andamio pueden, a su vez, crear la PIJA, que es lo mismo hasta que entremos en negociaciones para fusionarnos, aunque hay algunos problemas técnicos. Que tiemble la chequera de Rajoy. Nuestro programa político es fácil de entender hasta en el hogar del pensionista, donde a la hora del tute militan alicaídas las bases de ambos partidos: sacar más pasta a primeros de mes y que subvencione los cafés el Gobierno. Aunque algunos exaltados, hartos de Artur, son cada día más radicales: «O jugamos todos o se rompe la baraja».

Baraja nueva. El PIJO, con perdón, daría mucho juego en la política local. Cuando el presidente de la Junta, señor Herrera, suprime las inversiones y obras que a los viejos nos gusta inspeccionar sin prisas con el solecico que sigue a la helada siempre le podremos advertir con un «macho, con permiso del reuma somos bisagra y el cuarenta por ciento de los votos, así que perderás la mayoría absoluta». Esta es una idea que prestamos gratis a la presidenta de la Diputación, madame Carrasco, cuando vaya a Valladolid a reivindicar una autovía. Pero sólo prestada, porque ella también va a tener lo suyo. El PIJO de cualquier pueblín puede chantajearla: «o le pones calefacción al teleclub de Fraga, digo a la casa de cultura, o se va a enterar tu diputado del partido judicial». O se va de la comarca él o nosotros, usted verá. Y qué decir de los alcaldes con respecto a las pedanías, dejadas de Dios y del consultorio médico cuando nos vuelve la artrosis después de ir a setas en los terrenos comunales. El único problema es que el PIJO de Antimio de Arriba quiera independizarse también de los de abajo, igual que pasa en las dos Regueras de al lado de La Bañeza, mi pueblo, a donde van todos el día de mercado de los sábados, pero entre ellos no se llevan bien. Mas y su paisano Durán i Lleida no llegan a tanto, aunque por ahí le andan.

El otro día volvió Aznar y dijo que debe acabarse con el desfalco de soberanía nacional que están haciendo los nacionalismos en Cataluña y el País Vasco. Estoy de acuerdo, y eso que no hizo la mili obligatoria como yo, Zapatero tampoco, y a Rajoy el valor se le supone, por lo demás como todo. Nombraremos, no obstante, a José Mari presidente emérito de nuestro nuevo partido, aunque sea una lástima que se haya afeitado el bigotillo. Dijo también que había que pararles los pies en seco —a lo nacionalismos, no al PIJO— y añadió que alguien en el gobierno debería liderar el asunto. Pero Mariano en la escalera gallega que no sabe si sube o baja hizo como que no le oía. Es lo que tienen los políticos gallináceos sin espolón.

Subido a este modesto palo de gallinero le da a uno en la cresta que vamos a tener chulerías de Artur Mas para rato si a la Caixa y a los de Freixenet el PIJO no les declara el boicot, como ya hacemos en casa. La pela es la pela. La peseta fue un invento del catalán Figuerola en tiempos de Isabel II y no en vano el derecho civil de allí presupone que en el matrimonio hay separación de bienes, nada de gananciales. Eso explicaría, por otra parte, que Artur Mas y Durán i Lleida no se hayan divorciado todavía. Será por la pensión.

Entre colegas y modestia aparte hasta La Vanguardia del Conde de Godó, Grande de España, que cuando Franco se llamaba La Vanguardia Española y aún no estaban prohibidos los toros, olé tu pijo, le sigue la corriente a Artur Mas.

«¿Y cómo has llegado a esto?», le preguntó una vez Belmonte brindándole el toro a un exbanderillero que había llegado a gobernador civil.

El otro recogió la montera y sólo pudo farfullar una disculpa: «Degenerando, maestro, degenerando».

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