En el escaparate

Cuando don Emilio asegura que está entrando dinero en España a paladas, no me quiero poner en lo peor, pero me estoy imaginando que sus efectos se dejarán sentir en nuestra comarca en esa forma tan de moda últimamente por estos pagos: con inversiones en diferido.

Y no será porque no tengamos chollos en el escaparate. Desde ofertas ‘Todo a cien’ en el sector agroalimentario, al ‘Tres por dos’ en eso de extraer el carbón. Del ‘Compre uno y le regalamos otro’ en el sector eólico, a las ‘Liquidaciones al precio de coste’ en el sector servicios. Vamos, variedá donde escoger, y que si no nos las han quitado de las manos es por eso de la falta de cash y la mala baba con la que nos han tratado quienes cortan el bacalao en Europa.

No nos resignemos. Desempolvemos ese espíritu de arrieros fornelos e intentemos vender nuestro género. Aunque sólo sea para tener un curro con el que poder llegar a los setenta años metidos en faena —sin haber abandonado esta comarca nuestra tan perra—para después entregarnos a la bacanal de los pocos años de vida que nos resten tumbados a la bartola papando el sol de Benidorm.

Desterremos el pesimismo. Dejemos de malvender nuestras miserias. Volvamos a considerarnos importantes. Si para convertir nuestros sueños en realidad sólo hace falta dar un paso... Bueno, un paso y un tonto con dinero que se deje engañar. Y de esto último, visto lo visto, vuelve a haber en el mercado.

Se acabó eso de regalar nuestro género —lástima que el anuncio de Botín no haya podido salvar nuestra campaña de uva, regalada a 20 céntimos el kilo de mencía, mientras que en la vecina Valdeorras se llegó a pagar cuatro veces más por la misma variedad—Pero eso ya es el pasado. Ahora, el que quiera calidad ‘made in Bierzo’ que la pague.

Y la gente de acá veo está por la labor. Anunciar que está llegando dinero del extranjero y comenzar a interpretar el remake de Bienvenido Mr Marshall ha sido todo uno.

Que el que se deja caer por estas tierras es el embajador del Japón, pues nada, hacemos gala de nuestro espíritu más camaleónico y, aprovechando que hay jornada de huelga contra la reforma educativa, nos montamos una huelga a la japonesa.

Pues nada a esperar al siguiente. Y si es tío Bill, mejor que mejor.