Sé sumisa

Todo el socialismo español (el «de partido y medio obrero», apunta Sócrates) lleva un tiempo inquieto y confundido. Tiene motivos: no gana ni cuando los otros pierden.

Así las cosas, hay urgencia en redactar un nuevo catecismo (¿hablan ahora de un «código ético»?) y fabricar una nueva cara para el cartel (la brillante calva de Rubalcaba despierta ya antipatías). Hay que hacer reformas. Hay que desdecirse (decir solamente «nos equivocamos» vale nada si el propósito de enmienda sigue en la percha). Y sobre todo, hay que ver cómo detener la sangría de votos que le robarán por el lado rosa la señora Díez, por el rojillo los de IU y por el del ayayay los nacionalismos de diseño. Muchos votos esguilados... ¿la puntilla?...

Da igual.

A quien elijan (Rubalcaba, Madina, Patxi López, Susana Díaz, la Chacón, el Sursum Corda o un brillante concejal emergente de Alcorcón) le tocará perder, por lo visto, y dar paso en la derrota a la búsqueda del líder más sólido que necesita un partido que o consigue emocionar con lo que dice (con lo que hace y un armario lleno de cadáveres lo tiene difícil) o irá al pairo, al socaire o a la cuneta. La gente no está por dar más cheques en blanco.

Pero ¿cómo convencer o seducir después de haber estado cohabitando con la irresponsabilidad o el pufo?...

Pues vengan conferencias, reuniones de rabadanes y nuevos pactos o sumisiones, aunque no vemos a la Díaz, la Valenciano o la Chacón, emergentes e insumisas, comprando para ello ese libro que ha editado en castellano el arzobispado de Granada titulado Cásate y sé sumisa , de la periodista Constanza Miriano y que ha encabezado las listas de ventas en Italia. La iluminada autora se atrevió incluso a mandarle un ejemplar al papa Francisco... ¿quizá para disuadirle del nuevo papel que quiere darle a la mujer en la Iglesia (así lo ha dicho), habilitándola un día en responsabilidades, órdenes o rangos y liberándola de la odiosa inferioridad en la que ha estado veinte siglos?...

El jesuita Bergoglio no pondría objeciones a que haya un día obispas. Seguro. Pues lo mismo entre socialistas: es tiempo de obispas... y de avispas.