Diario de León
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León

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Eufóricos, pero con las mismas incertidumbres que cuando entraron. Así salió, me parece, la mayoría de los más de dos mil asistentes a la conferencia política del PSOE tras escuchar el discurso de Alfredo Pérez Rubalcaba. Reivindicó los valores tradicionales de su partido, lanzó mensajes de solidaridad, igualdad y casi fraternidad, levantó de sus asientos a los asistentes, aseguró que «el PSOE ha vuelto»... pero, como era de esperar, y casi de temer, ni una palabra sobre sus planes de futuro personal. Así que las incógnitas fundamentales, más allá de los cambios legales y estructurales que formarán parte del proyecto con el que los socialistas concurrirán a las elecciones, siguen. Y se resumen en dos: ¿cuándo empezará la competición interna para ver quiénes quieren encabezar el cartel socialista frente a la «derecha desalmada» (definición del orador)? Y ¿será el propio Alfredo Pérez Rubalcaba uno de los candidatos?

Debo reconocer que me precipité cuando escribí un «adiós, Rubalcaba, adiós», que resumía el estado de espíritu de no pocos militantes, simpatizantes y, por supuesto votantes del PSOE: no he hablado con nadie en este bastante disciplinado cónclave que no me haya admitido que Rubalcaba, el mejor activo del partido, es ya más que la solución el principio de un problema. Y no faltaba quien esperase algún guiño en el sentido de que él, tras haber propiciado, y es de aplaudir, la renovación del partido, no estará en la carrera de las primarias.

Nada hubo de eso, a pesar de que son multitud los convencidos de que el actual secretario general, que lleva décadas en la política y ha pasado por todos los puestos menos por la presidencia del Gobierno, no estará en la carrera interna cuando, quizá en el otoño de 2014, se celebren las primarias.

¿Se ha producido un giro a la izquierda, con ataques de la mayor dureza conocida contra el actual Gobierno y que alejan cualquier posible acuerdo? Me parece pronto para decirlo, y es una más de las muchas incertidumbres que salen del concurrido acto. Esta conferencia ha querido resucitar algunos ánimos caídos y lanzar un cabo a los reticentes, a los desengañados. No sé si Rubalcaba ha logrado todo eso, que falta hacía. Sí ha logrado, desde luego, aplazar el anuncio de su decisión, y que nadie le interpele por ello. El PSOE, como él dijo, ha vuelto. ¿Para quedarse él mismo? Yo, personalmente, no lo creo; el PSOE ganará o perderá las próximas elecciones, pero con otro rostro. Al tiempo.

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