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León

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El PSOE ha vuelto» clamaba con un gesto muy poco estético el actual secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba. En esta frase junto a la de «somos socialistas, no nacionalistas» —que da una idea de hasta que punto se ha desdibujado el PSOE para tener que subrayar y aclarar lo que no debería admitir dudas— pueden resumirse los dos mensajes que de cara a la opinión pública han querido lanzarse en la Conferencia Política que los socialistas han celebrado el pasado fin de semana en Madrid.

Un PSOE que ha querido proyectar asimismo una imagen de giro a la izquierda, de mas radicalidad —«un PSOE mas rojo» que diría su vicesecretaria Elena Valenciano— con propuestas como anunciar que si llegan al Gobierno romperán los acuerdos con el Vaticano, que es el típico recurso laicista en el que se suelen refugiar los socialistas cuando están ayunos de ideas, o una propuesta de una España federal que no acaban de definir, o con pitos a la monarquía. Ese giro a la izquierda del PSOE que llena de gozo al PP porque deja libre ese amplio espacio del centro sociológico que es donde se ganan o se pierden las elecciones.

Y ahora lo siguiente «que toca», que diría Pujol, es elegir al capitán que pilote la nave. En diciembre, el Comité Federal fijará la fecha en que tendrán lugar las primarias para elegir al candidato del partido en las próximas generales de 2015. En su intervención final durante la conferencia, Rubalcaba no dio ninguna pista sobre si piensa presentarse o no a dichas primarias. De momento se ha reivindicado como el más apto para pilotar el proceso de regeneración después de haber sido el candidato que cosechó el peor resultado en las generales de hace dos años.

Parece claro que si el PSOE quiere de verdad presentarse como un proyecto renovado necesita caras nuevas. Renovación y permanencia de Rubalcaba al frente del partido o como candidato en las próximas elecciones generales suena a incompatible. Los nombres de Patxi López, Eduardo Madina, Carmen Chacón y Emiliano García Page son los que aparecen en todas las quinielas como aspirantes a la sucesión. Para cualquiera de ellos será imprescindible el apoyo de la todopoderosa federación andaluza del PSOE liderada por esa nueva estrella aparecida en el firmamento socialista llamada Susana Díaz. Todo está muy abierto y las sorpresas pueden surgir hasta el último minuto. Si no, que se lo pregunten a José Bono que perdió en el año 2000 por catorce votos su carrera hacia el liderazgo del PSOE, a manos de un entonces desconocido que se llamaba José Luis Rodríguez Zapatero.

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