Como para ponerse malos

Lo de «hay que salir a la calle» se ha convertido desde hace tiempo en el eslogan para decir más o menos «no sabemos cómo salir de este lío en el que nos hemos metido». Tras el tsunami color gaviota del que se cumplen mañana dos años y que redondeó el avance de las municipales y autonómicas de la primavera anterior son muchos los partidos que andan dando tumbos intentando creerse eso de que es posible lo del ave fénix que renace de sus cenizas. Y la única receta conocida y reiterada hasta la saciedad es la de «salir a la calle», cosa poco adecuada para estos tiempos en León donde, cumpliendo el ritual, a las nieves de la montaña acompañan las bufandas y los guantes en la capital.

Lo del salir a la calle es para ponerse malos. Unos, porque después de tanto tiempo sin acercarse por allí me temo que no saben ni qué quiere decir esa frase y, los otros, los de la calle, porque como ya se van fijando calendarios electorales parece que una vez más la pana ha sido llevada a las tintorerías para ponerla al día.

La crisis ha dejado una peligrosa herencia en forma de «todos son iguales», «no quiero saber nada de política» o «al final da todo lo mismo» que se convierte en una amenaza para el propio sistema al alejar a los ciudadanos en exceso de la propia democracia. De todo eso ha quedado un poso que siempre genera un cierto tufillo a que no fue casual tanto mensaje invasor. Lo que habrá que esperar aún es para conocer los verdaderos efectos porque las elecciones europeas de la primavera suelen acabar con resultados muy alejados de las tendencias reales.

De momento todas las encuestas dejan claro que existe un sentimiento ciudadano muy alejado de lo que podría ser lo previsible. Que un partido como el PP —después de su «austericidio» por todos los rincones del país y del «barcenicidio»— siga liderando las intenciones de voto en todas las encuestas augura que algo les ocurre a quienes siguen diciendo que van a salir a las calles.

Aquí, en Ordoño, y sin ir más lejos parece que los de la UPL volverán a encontrarse con los del PSOE leonés, ya que ambos han decidido que volverán a retomar las calles. La duda es cómo, dónde y especialmente para qué. Alguno pensará que lo temible es que sea para llenarla de tranvías... Lo dicho, para ponerse malos...