Presencia política más activa en Madrid

Cuando se acerca el ecuador de la legislatura que se abrió tras las elecciones del 20-N el balance de los parlamentarios leoneses presenta muchos claroscuros. Por una parte destaca la labor realizada por los diputados y senadores de la oposición, algo que tampoco rompe con lo que es habitual en los parlamentos españoles donde los representantes afines al gobierno optan por un silencio cómplice mientras desde la bancada contraria se pregunta y ataca para desgastar al ejecutivo. Hasta ahí nada que no sea la fórmula ya tradicional de actuar en los diferentes gobiernos españoles, tanto nacionales como autonómicos o municipales, pero la duda es sí éste es el camino adecuado en política.

Evidentemente los partidos a los que las urnas han situado como oposición tienen y deben realizar esa labor de control. Es su papel en la democracia y su silencio sí que sería imperdonable, aunque en demasiadas ocasiones se percibe un exceso de afán destructivo y muy pocos deseos de colaboración constructiva.

Pero de manera paralela se ha consolidado que se vea como normal que los parlamentarios que sustentan un gobierno opten por la prudencia permanente por aquello de no hacer bueno el ya clásico «el que se mueve no sale en la foto». Y en política hay oportunidades en las que los «versos sueltos» se llevan el gato al agua. Con las carencias y retrasos que sufre León una presencia política más activa en Madrid sería realmente positiva para cambiar muchas cosas.