Menos es más

Todo indica a los expertos demográficos del Instituto Nacional de Estadística que la provincia leonesa perderá cuarenta mil habitantes en los próximos diez años (y ya van...) al producirse anualmente cuatro mil entierros más que bautizos.

El censo recula. Aquí se muere y no se preña. Malo. Y a los que se mueren han de añadirse los que emigran, goteo inasumible, vieja sangría.

El necio cree que es una gran noticia, porque si somos menos, a más tocaremos; menos es más... más pasto, más pote, más herencia a malbaratar.

En el censo de industrias, negocios y ocupaciones ocurrirá otro tanto... se echa la trapa, se liquida, se traspasa...

Vuelve el necio: menos es más... así habrá menos competencia.

No pinta buen horizonte. Esta moribundez se sentirá especialmente en el medio rural brindando más despoblación, si es que no estaban ya bien despoblados no pocos lugares y pueblos fantasma cuyo aire ya ni firma el penacho de humo de la chimenea de la última cocina que se encendió allí.

Insiste el necio: menos es más... a menos vacas, más corzos; a menos gallinas, más jilgueros; a menos tractores y paisanos, más monte...

La capital y las grandes poblaciones tardarán un poco más en palpar este morir... todavía vendrán a empadronarse en ellas los que necesitan escuelas, médicos, curas o cuartelillos que fueron barridos de su pueblo. Pero también la ciudad acabará menguando y entonces se dolerá de haber desmantelado sus sectores primarios por querer vestirse como ciudad pija de servicios, diseño, escaparates y suelo edificable, es decir, apostando todos a ser tenderos, funcionarios o camaretas.

Pero León ya sabe por vieja historia lo que es despoblarse a lo bestia. Cien años seguidos estuvo desierto todo este territorio cuando subía cada verano la moraima almanzora dando estopa con pillajes. En siglos posteriores, doscientos pueblos y aldeas desaparecerían por penurias, pestes, sequías, emigraciones... ¿y cómo se resolvió?... pues llamando a gentes de lejos, repoblando y labrando campos... es decir, habrá que mirar de nuevo a lo lejos, a la azada y a la aguijada... lo demás son pajas.