CORNADA DE LOBO
Medida saludable
Todos los últimos otoños se repite el fenómeno: llega la temporada de setas y los consultorios o centros de salud se quedan, de repente, medio vacíos; no pocos de sus clientes habituales de tercera o quinta edad desaparecen esas semanas que suele traer la otoñada setera.
Lo dice Núñez, colega aquí al lado, que tiene milimetrada la faja rural de lomas, oteruelos y adosados que rodea la capital de los cazurros: los médicos rurales lo tienen claro, llegan las setas y se van muchos abueletes a atropar.
Es decir, pasan la mañana haciendo ejercicio, respirando aire puro (ya no lo es tanto) y alguno hasta saca unas perras a níscalos o boletos. Así que, si hay setas, rompen el hábito de ir a la consulta, donde van a menudo porque se está caliente en la espera, por tener con quién atar la burra hablando de nietos o próstatas y porque se levantan cada día con una obsesión: que el médico les recete algo nuevo de una puta vez, que no ven mejoras con el cóctel de pastillas que se chutan al día.
Estos fenómenos se pueden medir en números. Los hace continuamente esta Sanidad ramplona y tijereta que hoy campa y rampa en España... y con ellos pega tajazos a quirófanos, cirujanos, papel higiénico o bombillas.
O sea, si en un mes se ahorra el consumo sanitario de un buen montón de abuelos que practican además una actividad saludable que les cura y evita sin duda un futuro gasto en tratamientos, la cosa está clara: ¡que contraten más temporadas de setas!, ordenó la ministra del ramo... señora Mato, le susurró un asesor, no es posible, básicamente sólo hay dos épocas de setas al año: otoño y algo en primavera, y no siempre, sequías y climas son caprichosos... pues entonces, que hagan una tormenta de ideas el resto de asesores y encuentren una alternativa... y se fue la ministra a lo suyo, a llamar al arzobispo de Granada para que retire el libro « Cásate y sé sumisa ».
Halló alternativa un asesor: ¡monitores de gimnasia!... van a las consultas, regalan un chándal a cada abuelo que haga con ellos cuatro horas al día de caminata a paso ligero... y como algunos la diñarán del patatús, ¡un gasto menos!
La ministra se lo está pensando.