CUARTO CRECIENTE
El dilema
Si el alma humana fuera un reloj, Chéjov sería su relojero, leo en un periódico de Madrid que informa sobre la edición completa de los cuentos del autor ruso traducidos al castellano. Y me pregunto qué relato escribiría Chéjov sobre nosotros. Sobre nuestra sociedad y nuestras costumbres. Nuestras miserias y nuestras incertidumbres. A veces pienso que sería un cuento vacío.
Zapatero también publica estos días un libro. Lo ha titulado El dilema y nos habla de sus dudas. Explica nuestro ex presidente leonés del Gobierno cómo le desveló el arranque de la crisis en la que estamos inmersos. Cómo la noche del 12 de mayo de 2010, presionado por Ángela Merkel, por el Fondo Monetario Internacional y por el Banco Central Europeo, traicionó su ideario para abrir la veda a los recortes y atajar el problema de la deuda. Y cómo tragó sapos y carretas y sacrificó su carrera política y las expectativas electorales de su partido para evitarle a España un rescate como los que han sufrido Grecia y Portugal, que en lugar de reflotar sus economías, se han convertido en un lastre.
Después de leer el prólogo de El dilema , donde el ex presidente viene a reconocer que nos debía una explicación a los españoles, me vienen muchas preguntas a la cabeza; ¿por qué ha esperado tres años para contarlo?, ¿por qué lo hace en un libro?, ¿por qué nos obliga a comprarlo para conocer sus razones?, ¿por qué no nos informaron, tampoco, sus compañeros del PSOE antes de las elecciones?, ¿para qué sirve el Congreso si no le cuentan toda la verdad?, ¿y para qué votamos, si nadie nos dice lo que está pasando en realidad?
Yo ya lo tengo claro. Las leyes las dictan hoy los mercados. Los mercados han logrado cambiar nuestra Constitución. Y los representantes que elegimos democráticamente se han quedado sin margen para hacer política y ni siquiera se atreven a consultarnos en un referéndum.
Hemos perdido soberanía, sin duda. Nuestro destino está en manos de instituciones a las que no votamos. Y tenemos un ex presidente del Gobierno que una noche vendió su alma al diablo y ahora ha escrito un libro para silenciar al tic tac que no deja de sonar en su cabeza.