La opinión del lector
Empeñados en volar
Leo con indignación como los cuatro aeropuertos de la Comunidad (Burgos, León, Salamanca y Valladolid), pierden diariamente 91.000 euros y sigo sin entender en qué momento decidimos querer volar antes que caminar. Lo de decidimos es un formalismo, porque en España por mucho que se nos llene la boca en los bares, los ciudadanos seguimos sin decidir apenas nada.
Seguir lamentándonos de la decisión de construir aeropuertos como si fueran gasolineras es una opción apetecible, pero más allá de desahogarnos un poco, no soluciona nada. El don de retroceder en el tiempo no está inventado, así que vamos a ver si somos capaces de asumir la realidad.
La realidad es que en Castilla y León no necesitamos cuatro aeropuertos. Habrá que empezar a tomar decisiones. No podemos tolerar que los ayuntamientos respectivos, la Junta y las empresas implicadas se tiren la pelota de unos a otros mientras el tiempo pasa, la deuda se acumula y los recursos se consumen.
Si en algún momento intentamos volar antes que correr, olvidémoslo. Comencemos a caminar sin prisa pero con determinación hacia decisiones responsables que repercutan positivamente en el futuro de la población en vez de en el historial de los políticos o empresarios.
Preservar la intimidad
El Colegio Oficial de Diplomados en Trabajo Social y AA.SS. de León denuncia que la publicación el 28 de octubre del informe social que ilustra la noticia «Un informe social municipal dio pie a la denuncia por abandono de Rubén», en el Diario de León, vulnera la intimidad de la trabajadora social que lo elaboró. El informe social recoge datos personales de la profesional que suscribe el mismo, vulnerando con ello derechos fundamentales como son al honor y a la propia imagen.
Además, estos datos publicados no aportan mayor interés informativo, ni mayor esclarecimiento del tema abordado. El derecho a la información debe ser compatible con el respeto al resto de derechos que asisten a las personas.
¿Cuánto seguiremos aguantando?
En el Diario del día 27 aparecían, curiosamente en dos páginas contiguas, sendos reportajes, uno de la millonada que se sigue queriendo emplear en el presunto Palacio de Congresos, y otro del día a día del Centro de Acogida matinal en Calor y Café, abierto sólo unas pocas horas por las mañanas, porque su presupuesto no da para más. Si no viviéramos en el país que vivimos parecería alucinante que se pretendan seguir enterrando millones de euros (el montante total sobrepasará los 100 millones) en una obra que está predestinada a ser una pavorosa ruina para los leoneses (y españoles todos), mientras que con una súper mínima parte de esos dineros públicos en Calor y Café tendrían dinero suficiente para años y años, y para acoger como Dios manda a los cada vez más abundantes españoles (y extranjeros) que malviven en nuestra ciudad.
Tan contrapuestos reportajes me parecieron sintomáticos de la sociedad en la que estamos, y casi nada hacemos por cambiarla. No hay derecho a que se despilfarren millones y millones en unas obras que van a terminar convirtiéndose en ruina segura, mientras para asuntos de pura justicia social se diga que el dinero escasea o no exista. ¿Nos hemos vuelto locos, o qué?
Y da lo mismo que sea el PP (la mayoría municipal) que el PSOE (la oposición con UPL) el grupo político que entre a saco en ese asunto disparatado del Palacio de Congresos. A todos les parece de perlas seguir adelante con semejante aberración, como si no hubiéramos tenido bastante con disparates como el tranvía del que nunca más se supo; llegada del AVE vaya a saber usted cuándo; descabellada estación de trenes, y el, hasta ahora récord de la estulticia, aeropuerto sin vuelos.
¿Será posible que no se pueda hacer nada ante tanto dislate? ¿Qué habremos hecho o dejado de hacer los leoneses para aguantar tantos disparates que ni con la crisis cesan? ¿Cómo es que nadie con autoridad se alza contra tamaña locura? Somos los reyes del aguante y luego nos quejamos.