Diario de León
León

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El sector del carbón hace demasiado tiempo que se ha ganado a pulso su mala imagen. Salvo contadas excepciones hace décadas que se vio invadido por patronos con parche en el ojo y loro al hombro capaces de superar con creces cualquier esperpento imaginado.

El daño acumulado ha sido ingente y va más allá de los problemas objetivos que tiene el carbón en aspectos como el medioambiental o en la productividad, por la limitación de la mayoría de los yacimientos.

En apenas unas horas hemos conocido que una empresa constituida hace unos días intenta hacerse con lo mejor del pastel de Coto Minero Cantábrico y que Antonio Rey busca resurgir cual Ave Fénix para poner en marcha de nuevo explotaciones del Bierzo Alto que bajaron la trapa hace dos décadas. Quizás en otro sector podría ser llamativo que se generasen circunstancias como éstas pero en el carbón hace tiempo que todo es posible y que eso que suele denominarse normalidad, cuando se habla de minería pasa por todo tipo de sorpresas.

Los últimos años en el sector han sido demoledores. El bloqueo generado desde el Gobierno ha llevado a situaciones límite a las empresas, pero éstas tampoco han estado precisamente hábiles. Aquella movilización lanzada hace año y medio sólo sirvió para aplazar las posibles soluciones. Y ahora, en pleno temporal, una de las perlas como es Coto Minero y su Cerredo se ve abocada a una situación como mínimo vergonzosa y que de algún modo cuestiona la posibilidad de que más allá de 2018 pueda haber minería rentable en León que sobreviva al final de las ayudas.

Ese pirateo histórico que sufrió el carbón y que generó grandes fortunas en el corto plazo ha acabado por dinamitar el sector cuando ha llegado el medio plazo y sin que nadie se atreva a predecir qué puede ocurrir un poco más allá. El negro panorama parece condenado a un suma y sigue donde la acumulación de torpezas y egoísmos únicamente pone en bandeja la posibilidad de atacar al sector. La falta de seriedad ha sido mayúscula durante años y ahora complica la reivindicación justa y sosegada.

Lo del buen vasallo si hubiera buen señor podría haber sido interesante probarlo en esto de la minería. Y sin tanto lacayo colaboracionista...

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