NUBES Y CLAROS
El último portazo
Las empresas eléctricas y los sucesivos gobiernos han venido dándose portazos que han acabado estrellándose al final siempre en la cara de los consumidores. Unas han mantenido un oligopolio que parece imposible de vencer, otros han ido sorteando mandatos sin poner el cascabel al gato. Los problemas de fondo, lejos de resolverse, se han ido agravando. El contribuyente ha visto crecer su recibo de la luz un 71% en la última década, y a la vez el déficit de tarifa ha seguido disparándose. Ronda hoy los 30.000 millones (hay que recordar que con 40.000 millones se ha saneado otro gran agujero negro del país, el financiero). Si unos y otros han de salir de los bolsillos de ciudadanos y empresas y de sus crecientes impuestos, los optimismos macroeconómicos son apenas broma de mal gusto para las economías domésticas.
En esta provincia cualquier cara que ponga el ministro Soria molesta, aunque la expresión le cambia bien poco al canario. Pero hombre, mostrar sorpresa ante el tarifazo que han pretendido las eléctricas supera lo admisible. Las sospechas de manipulación de los precios eléctricos son una constante que no viene de ahora. Y que esta subasta de Cesur iba a ser un pelotazo se venía anunciando desde hace días. Tantos como los pasados desde la negativa de Montoro a autorizar el pago de 3.600 millones al sistema eléctrico que le pedía Soria para calmar los ánimos.
Este es el complejo y opaco sistema eléctrico y de generación de precios al que el vencido carbón autóctono sigue confiando la reserva del hueco térmico comprometido, reducido hoy del 20% que bendice la UE a un 7,5% que asigna el nuevo marco del sector. Y fulminado en la práctica por la inactividad de las mineras, asfixiadas en lo financiero, incapaces de llevar a las térmicas las exiguas cantidades permitidas.
Dicen las empresas mineras que esta inactividad deja hueco a formas de generación más caras, sobre todo el gas. Y de ahí la pretendida subida de precios. Fuera de las cuencas el carbón sigue viéndose como parte del problema, por más residual que sea ahora.
El puñetazo en la mesa de las eléctricas puede llevarse por delante a un Soria que debe poner, ahora o nunca, sus reales sobre la mesa para frenar la reacción chulesca de las todopoderosas.
Mientras, en León va a tocar pagar dos veces: el coste del cierre salvaje del carbón y la subida del recibo eléctrico. De nuevo, el último portazo, contra nuestras narices.