CORNADA DE LOBO
¿Con qué cara?
Tendré que dejar escrita esta columna la víspera de la lotería, así que al contrario de ustedes, que ya lo saben, ignoro cómo sembró sus caprichos la suerte ciega, si tocó aquí algo, si no tocó o si todo lo contrario, esa norma... ¿quizá un pellizco en Prado de la Guzpeña, en Astorga o Calamocos, pongo por caso?...
Juguemos: ¿con qué cara amaneceremos hoy?... es lunes quizá mojado... sólo anima nuestro abatimiento un viejo rito, la comprobación final de nuestra poca suerte leyendo la lista oficial del periódico, esa tradicional doble página ensabanada donde rastreamos obsesivamente las putas pedreas mientras echamos jaculatorias a la Virgen del Consuelo Bendito y de las Cinco Llagas , por si acaso... y para poder finalmente blasfemar con alguna licencia.
Me gusta el rito antiguo de leer esa lista oficial, extender el gran papelote en la mesa del salón y acopiar allí los décimos que llevábamos y las cuántísimas participaciones, papeletas, boletos, sorteos, rifas, cestas, promociones y campañas piadosas que se cuelgan de la oreja del sorteo navideño... y aclárate, acabarán bailándote los ceros... hay incluso quien se obliga a otro repaso, por si acaso también, ya que el papel-prensa es documento formal y nos fiamos de las máquinas poco más que de las mulas de Cembranos.
En fin, por resumir esa cara, será hoy en general pánfila y de interruptus.
Ya, y si hubiera tocado el gordo (Dios no lo quiera), ¿qué cara tendríamos hoy?... peor, salvo la de los pocos y beodos agraciados... seríamos un mar de caras pintadas por la pena rabiada y la envidia cochina... malo, ¿hay peor tortura que ver al vecino hecho rico de repente?... sí, la tortura de que te toque el gordo y se te eche encima toda la parentela lejana, la peña cercana y los cuñados del alma con la vieja copla del «ja, payo, daime argo» o ese clásico «¡ya invitarás a una mariscada!» que no expira ni en diez años.
Resumido: para todos en general será éste un lunes decepcionado y gris panzaburra; a ello estamos acostumbrados y no es mayor noticia; pero no maldiga usted su suerte, es ciega, maldiga a esta autoridad tan desautorizada cada día. Esa autoridad sí es mala suerte.