En primera línea

Dicen en la centenaria Asociación Leonesa de Caridad que desde la guerra no habían estado nunca las cosas tan endiabladas. Y han pasado muchas décadas, demasiados acontecimientos o excesivas crisis desde que nació esa asociación como para plantearse que el aviso es serio. Ya no se trata de una hucha pidiendo para el negrito del otro lado del mar, es cuestión de realidades de aquí.

La crisis ha generado unas espeluznantes estadísticas que encubren y aderezan lo que en realidad son situaciones personales inaceptables si se miran con un mínimo sentido de la justicia o de la dignidad humana. Es una degradación tal la que se está generando que está haciendo cierto aquello de que hay dos sociedades que van por dos carriles cada vez más alejados.

Hay quien no para de repetir que en esto de la crisis siempre hay un punto de vista positivo porque se genera no sé que de nuevas oportunidades... pero me temo que las acapararán los de siempre y para lo de siempre.

Después de mucho rebuscar a uno sólo se le ocurre una forma de lectura positiva para esta catástrofe. Los centros sociales se han llenado de voluntarios y nunca existió una conciencia tan importante en la sociedad sobre esta problemática. Quizás sea la primera prueba de que la realidad se ha convertido en un auténtico drama. Nunca hubo una movilización ciudadana tan notable aunque no falten las voces discordantes de quienes sin asomar ni siquiera la nariz por un centro social, caña o café en mano, critican a los que se han remangado para ayudar a apagar el incendio. Es la actitud sonrojantemente vergonzosa con la que algunos pretenden llevar la emergencia a lo teórico para plantear que mientras arde la casa lo que hay que hacer es aclarar de quién son las competencias de la extinción del incendio. A lo mejor es que no entienden que todo es cuestión de justicia, de dignidad humana, de emergencia real. Nadie habla ya de caridad desde hace muchos años, salvo quienes ven pasar a los voluntarios codo en barra para decir que lo que hacen no vale para nada y encima es fariseo... En España han cambiado muchas cosas en esta crisis salvo la mentalidad de quienes siguen llevando a la sinrazón cualquier posible debate.

Vayan los mejores deseos en esta Navidad para quienes luchan cada día por la justicia y la dignidad en primera línea sabiendo que de momento hay que apagar el fuego como sea.