Alertas que tienen mucho de ‘venda’

Hay un viejo dicho que asegura que no hay nada como ponerse la venda antes de tener la herida. Es probablemente la mejor fórmula para protegerse ante las eventualidades que puedan llegar en un futuro más o menos próximo. Y algo de esto ocurre últimamente con las alertas gubernamentales sobre el tiempo. Después de las polémicas surgidas en algunas ocasiones porque la nieve fue tan caprichosa que incluso llegó a las calles de Madrid —generando un revuelo de altos vuelos— ahora sistemáticamente se lanzan alertas de los más variados colores olvidando que hay ocasiones como la de este fin de semana en las que al final todo lo ocurrido es fruto de la lógica: que nieve en el mes de enero en la montaña leonesa, afortunadamente, forma parte de la normalidad. Si algún día dejara de ocurrir entonces sí que habrá un problema y serio porque la riqueza en forma de agua que atesoran sus valles se habrá acabado.

Pero estas alertas generan un daño directo. Las quejas de quienes viven del turismo o más directamente de la hostelería son evidentes y también lógicas. Los avisos con un exceso de dramatismo frenan la actividad de una manera notable.