La opinión del lector
Conrado, humanismo
y espiritualidad
Están apareciendo síntesis biográficas positivamente abrumadores de la vida de Conrado Blanco en su plurifacética actividad como investigador, escritor, conferenciante, editor e integrante de toda asociación cultural, social o religiosa, al igual que mecenas y espléndido donante económico de las mismas. A esas notas biográficas me remito. Quiero resaltar y abundar en algunas características personales, que aparecen reseñadas en las notas biográficas.
Era el clásico caballero español. Hombre de honor. Derramaba bonhomía a su alrededor, con naturalidad, sin artificios. Siempre bien pensado, poderado en sus juicios, tendente a ver lo positivo en los demás. Todo el mundo era extraordinario para él. Fiel a la amistad. Prefería el diálogo al monólogo o a la discusión. No le iba el regateo. Pródigo en dar y agradecido en recibir. Sabio en escuchar.
Sus archivos y documentos estaban a disposición de quien los solicitara. Investigaba para luego informar. Gracias a esa actitud ha descubierto y publicado tanta documentación en archivos nacionales, provinciales y locales sobre aconteceres históricos y culturales, preferentemente de Castilla y León, La Bañeza, La Valduerna. Ahí quedan sus Capiteles como muestra. Para la posteridad nos regaló la Fundación Conrado Blanco y con ella todo su acervo cultural. Puede que fuera rico en bienes económicos, pero lo fue aún más en prodigalidad y en el uso de esos bienes en pro de la cultura, como pródigo en socorrer a vergonzantes. De esto saben mucho las asociaciones culturales, sociales, deportivas y religiosas; Cáritas, Manos Unidas, Asociación Española contra el Cáncer, parroquias, conventos y en especial el Ayuntamiento de La Bañeza.
Acaso sea menos conocido lo referente a sus preocupaciones y vivencias espirituales. Su entrañable esposa Charo nos podría hablar de esas intimidadas compartidas y vividas por ambos. Reconocía Conrado lo mucho que le debía a Charo como animadora de su espiritualidad y práctica sacramental católica. Poco conozco publicado por Conrado de esta faceta de su vida. Sí difundió y condensó en ¿Milagro en la catedral? algo de esas vivencias. Describe una experiencia espiritual tenida por ambos esposos ante la Virgen de la Majestad en la catedral de Astorga: «¿Sueño, realidad, imaginación, fantasía... Vaya usted a saber… Milagro? No, no lo creo. Simplemente eso, un deseo que nos hubiera gustado que hubiera sido real». Así resume esa experiencia de una «posible aparición». En ella aparecen destellos de ternura, de inmenso fervor y veneración de un Conrado externamente controlador de sus sentimientos.
Desde la defunción de Charo se incrementaron en Conrado unas vivencias de fe profundas. Hombre culto buscaba hermanar fe y razón, multiverso, big bang, diseño inteligente, bosón de Higgs con Dios principio creador. Le dolía no poder explicar el sentido del mal en el mundo. Pero aparecía su fe amorosa en el Jesús, humano-divino... Con Él mantenía una oración nada sensiblera y sí muy recia y espontánea. La misma que diariamente rezaba en su visita a la tumba de Charo.
Termino con palabras del poeta Carranza: cuando son muertos los muertos nunca mueren. Así Conrado con su esposa Charo.
Nuestros mayores
Hace unos días falleció nuestra madre. Tenía alzhéimer, una enfermedad muy actual en nuestros días que a las familias les cuesta mucho asimilar, pero que tarde o temprano tenemos que aceptar.
La atención a estos enferemos es muy difícil de llevar en casa, debido a que no las tenemos preparadas para atender sus necesidades y aunque nos duele sacarles de sus domicilios no queda más remedio. Nuestra madre estuvo seis años en la residencia San Antonio de Carbajal de la Legua, un lugar pequeño, familiar y acogedor donde ha sido tratada y cuidada extraordinariamente bien. Queremos dar las gracias a Manolo e Inma, y a las auxiliares M.ª Jesús, Nati, Mary, Isabel, Charo, María y Olga. Sólo con vocación se pueden hacer las cosas tan bien. Hace poco han abierto otra residencia. Esperemos que les vaya muy bien porque tienen gente estupenda.