La opinión del lector

Disturbios en Burgos

Con independencia de quienes sean los alborotadores y sus afiliaciones políticas, la violencia engendrada es totalmente inaceptable. Si bien, lo que se pretendía hacer en Burgos es una falta de sensibilidad política, un ataque a la identidad que la ha distinguido siempre de otras ciudades.

Cambiar la entrañable calle Vitoria de toda la vida, y que forma parte inseparable del pueblo, por un bulevar de frío diseño, ausente de toda identidad, eso ya no es Burgos.

Las cosas se empiezan a entender cuando se va sabiendo que se suprimirían los aparcamientos gratuitos de la zona, que se ha cerrado un hospital, y puede que también una guardería, por falta de fondos.

Que en la inversión de ocho millones de euros, aparece en cabeza un potente empresario de grandes influencias en la ciudad, y que el Ayuntamiento arrastra una deuda de 450 millones.

Aquí ya no valen razonamientos que defiendan la identidad y sensibilidad con el pueblo. Cuando las cosas se ponen así es porque, normalmente, detrás de ellas suele estar el poderoso caballero, que no es otro que don dinero. Y, si no, al tiempo.

Sugiero a los manifestantes que, pacíficamente, porten en casos así todos una misma pancarta: «Poderoso caballero es don dinero. corrupción, no».