Dos años esperando un pago justo es excesivo

Los trámites para que las personas que se ven inmersas en crisis de empresas puedan cobrar con cargo al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) llevan los plazos a un límite fuera de lo razonable. Cuando un trabajador acaba luchando en el juzgado para reclamar lo que es suyo porque su empresa no le ha pagado en tiempo y forma parece totalmente ilógico que tenga que verse sumido en una vorágine legal que incluso roza los dos años.

El recurso al Fogasa habitualmente y por desgracia llega después de meses de impagos de nóminas por lo que la situación económica personal o incluso familiar del trabajador puede estar seriamente deteriorada y sin mucho más margen para seguir esperando unos pagos que se hacen en ocasiones imprescindibles.

La parte peor de este análisis del procedimiento se la llevan los juzgados ya que es donde se acumulan los mayores retrasos mientras que el Fogasa sí libera las partidas económicas con bastante agilidad en cuanto la documentación ha sido completada.

A estas alturas de la crisis son demasiadas las personas que han tenido que pasar por este tipo de situación de crisis de empresas y no parece admisible que este problema se mantenga sin que exista una solución que agilice los trámites. La Justicia para serlo tiene que ser rápida y en procedimientos como los de los cobros adeudados a trabajadores no son razonables unos plazos de tiempo que pueden dejar desamparadas a personas que se han quedado sin empleo.