Economía familiar, entre la voluntad y la realidad
«En dos años hemos resuelto las grandes cifras y ahora toca recuperar la economía de las familias españolas». De la osada afirmación en León del vicesecretario general de Organización del PP, Carlos Floriano, en el primer acto de una ronda nacional bautizada con el lema En la buena dirección, es más aconsejable quedarse con la proclamación de voluntades que con la textualidad de la declaración. Con la gran economía apuntando ya en la buena dirección, el PP se echa a la carretera para vender su gestión haciendo un balance positivo en busca del respaldo en las urnas. «Ya podemos dejar de hablar de la crisis financiera y vamos a hablar del futuro de nuestros hijos, de educación, de sanidad, de empleo», afirmó el líder popular sabiendo que decirlo es fácil y hacerlo resulta complicado en un país con seis millones de desempleados y con cientos de miles de familias enteras con todos sus miembros en paro.
España es una dualidad: hay una en los discursos políticos, la imaginaria, y otra, la real, en la calle. Es la de los ancianos que no llegan a fin de mes, la de miles de cincuentones que saben que aunque la economía mejore no volverán a trabajar, la de quienes no siguen estudiando porque no pueden pagárselo y la de los jóvenes que emigran. Hacer esa declaración de voluntadas en un foro del partido es cómodo con el aplauso asegurado, pero no es el escenario. Hay que salir a la calle y preguntarle al ciudadano qué puedo hacer por tí y efectivamen-
te ponerse a ello. Eso es política. Lo otro, puro teatrillo.