EDITORIAL
Un fracaso de casi tres millones en Ponferrada
La decisión de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil de renunciar a la obra para adecentar el río en la salida de Ponferrada es un duro varapalo de difícil explicación. Inicialmente fue una obra cifrada en 23 millones de euros que después se vio reducida a casi tres a medida que surgieron los problemas y que ahora naufraga aprovechando como disculpa la oposición vecinal.
A la Confederación se le ha puesto en bandeja la opción de renunciar a esa inversión necesaria para que el río Sil estuviese ordenado y para facilitar un acceso decente a Toral de Merayo. Al ente gubernamental se le otorga una coartada para dar por zanjada una inversión que era necesaria aunque quizás no se ha gestionado adecuadamente para conseguir un acuerdo útil entre todos los implicados. El planteamiento frentista generado entre los partidarios y los detractores de la ubicación elegida para el polémico muro sólo ha contribuido a generar tensión y a la pérdida de una cuantiosa inversión.
La duda que queda cuando se genera una situación como ésta es hasta qué punto es razonable en democracia lo que ha ocurrido. Un plataforma contraria a una obra ha conseguido que se renuncie a ella mientras los vecinos de las zonas afectadas se han manifestado partidarios del proyecto al igual que otras instituciones. Lo ocurrido recuerda en cierto modo la situación vivieda en Burgos con Gamonal.
Pero lo que ha quedado claro es que en Ponferrada se ha generado un fracaso.