Diario de León
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León

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Se acaban de cumplir 10 años del día de la infamia. Ese día en que se puso a prueba y ¡de qué manera! a nuestro país. Ese 11 de marzo del 2004 es una de esas fechas inolvidables para todos. No hay ningún español que no sepa que estaba haciendo exactamente ese día y a esa maldita hora en que saltaron por los aires muchas vidas y quedaron rotas demasiadas esperanzas.

Yo esa mañana gris y lluviosa amanecí muy temprano. Teníamos previsto entrevistar al líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero en los desayunos de TVE. Cogí el coche e hice el mismo recorrido que hacia una vez por semana desde mi casa en Madrid hasta Prado del Rey.

Cuando nos quisimos dar cuenta empezaron a llegar noticias de que había varios muertos y heridos muy graves. Estábamos en una pequeña sala de espera y ya había llegado Zapatero acompañado de Alfredo Pérez Rubalcaba. La hora del arranque del programa se echaba encima y el número de víctimas no paraba de aumentar. El director nos pidió opinión sobre si debíamos suspender la tertulia y modificar completamente el formato de la entrevista electoral, que no daría comienzo hasta que hubiera datos más precisos de los que estaba ocurriendo... Había varias explosiones en distintos lugares. Todo era confusión y las informaciones contradictorias que daban las distintas emisoras no ayudaban.

Al final se decidió hacer una entrevista de menos duración de lo estipulado y sin tertulianos en el plató, sólo el director y el candidato. Mientras en la sala dábamos por hecho que Aznar llamaría a todas las fuerza políticas y se aplazarían las elecciones que debían celebrarse tres días después, especulábamos con la hipótesis de ETA y aunque en los últimos tiempos había una tensión latente con el tema de Irak, nadie se atrevía en ese momento a hablar de terrorismo islamista.

Zapatero ha contado estos días que cuando regresó de aquella entrevista en TVE a la sede de Ferraz consiguió hablar con Aznar desde del coche, pero a nosotros Rubalcaba nos dijo que se lo había pasado al móvil antes de entrar en el plató y que este quedó en llamarle en cuanto pudiera darle datos fiables. Rubalcaba nos contó que Aznar estaba muy afectado por la noticia pero Zapatero dice que le noto frío y distante.

En los días siguientes al 11-M, la instrumentalización política, los graves errores del Gobierno no tendiendo la mano a sus adversarios para afrontar juntos la masacre y la falta de grandeza de la oposición rodeando las sedes del PP y propiciando que llamaran «asesino» al inquilino de la Moncloa terminaron por emponzoñarlo todo. La sociedad estuvo muy por encima de su clase política en aquellos terribles Idus de Marzo y las víctimas una vez más nos marcaron con su dignidad el camino a seguir. Descansen en paz nuestros muertos y los vivos celebremos ¡por fin¡ la unidad aunque haya sido después de una década.

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