EDITORIAL: Un AVE sin más demoras y con estación definitiva en la ciudad y sin fondo de saco

La sociedad leonesa, sus instituciones y sus agentes sociales no se merecerían ningún agravio más sobre el futuro del ferrocarril. En las últimas horas se están sucediendo unos pronunciamientos en favor del AVE que son totalmente razonables, lógicos y justificados.

Son razonables porque a estas alturas ya no caben más dilaciones ni tampoco nuevos recortes en el proyecto. Y son también lógicos porque León no se merece tanto maltrato como está sufriendo sobre este asunto tan relevante en el que la estación con fondo de saco es algo sobrevenido que se aceptó por ser una situación prevista como provisional. Y la reivindicación está justificada en estos momentos porque hay demasiado en juego ya que las decisiones que se tomen en los próximos meses o incluso semanas marcarán sin duda la situación en la que quedará el ferrocarril en la ciudad y por extensión en la provincia probablemente para mucho tiempo.

León se merece y necesita una estación que esté dentro de su entramado urbano. No son aceptables en ningún caso las propuestas de llevarla lejos de la ciudad y mucho menos con el establecimiento de alternativas tan poco creíbles y útiles como podrían ser los trenes lanzadera. Ninguna institución ni ningún colectivo leonés puede dar por buena una propuesta que no contemple una solución que incluya la habilitación de una estación definitiva sin fondo de saco y que ofrezca un servicio adecuado para los usuarios. Aceptar en estos momentos la provisionalidad o la precariedad podría ser un error histórico para León al que se vería condenado probablemente durante décadas. Por ello en esa oferta que ha planteado el Ministerio de Fomento para que el Ayuntamiento de León ofrezca una alternativa deben centrarse los esfuerzos de todos.

Del consenso entre todas las instituciones implicadas y también con la colaboración de los agentes sociales debería salir una proposición exigente pero a la vez realista para que León pueda acoger la próxima llegada del AVE en unas condiciones razonables para el usuario local y también para el que continúe viaje sin que la parada en la ciudad se convierta en un problema para nadie.

Es verdad que vivimos una etapa en la que el rigor es más imprescindible que nunca. Plantear propuestas descabelladas sería hoy el peor error. Pero lo que se está haciendo desde León es reclamar justicia para evitar un agravio comparativo con otras ciudades. Atrás quedan los tiempos de los sueños milmillonarios planificados a costa de la venta de terrenos. Hoy hace falta una reivindicación rigurosa para no perder este tren del futuro. Hay mucho en juego y León no puede dar ni un paso atrás.