La opinión del lector
Atención a la
periferia sanitaria
El noticiero negativo no cesa en la zona más olvidada de la provincia, en el este de León. Estamos en el culo del mundo abrumados de tasas y recortes de toda índole, pensionistas y enfermos de la periferia y a cambio ¿qué? Dos euros de subida en la pensión tras la congelación de tres años, copago que no cesa con palabreo inane; y el céntimo ilegal que achacan al Gobierno. «No subida de impuestos», prometen y se contradicen: Mancomunidad, Catastro, Gersul, Federación y Confederación de Payuelos… ¿A dónde van los euros a parar? A pocas manos. Miren y vean. Múltiples sueldos, naves, pisos, garajes. Se olvida por estos mandatarios que la política es buscar el bien común, no las ganancias ilícitas y desleales.
Casi tres años pleiteando por reformar las instituciones, que el partido ganador debió presentar hecha en las elecciones últimas; pues no acaba de emerger a la luz con ayuda negada e innecesaria de la bicefalia socialista, sin otras miras que la urna en las elecciones próximas. Cuento repetido y el pueblo se retrae a espabilar.
Una región pobre sin carreteras apropiadas que nos acerquen a las instituciones. Nos quedaba escuchar el lamento sentido en torno a la Sanidad, a la espera varios años del nuevo Centro de Salud y con él mayores competencias para los facultativos que nos alivien del traslado, distante a la city. No todo es Burgos y Valladolid. Esta «gente es de poca queja», señores mandatarios.
Se atrofia la memoria al recordar las penurias sufridas por los habitantes de esta región olvidada en instalaciones territoriales, no así en los médicos que soportan estrecheces innecesarias desde la gerencia primaria. Gerentes poco propensos a atender las condiciones del trabajo más noble de subalternos responsables primeros de los pacientes.
Protesto contra la aberración última, entre otras, a que se ha sometido a la doctora Belén (y enfermos), con una treintena de años al servicio sacrificado de la población facundina y su entorno. La igualdad que se predica por nuestros políticos, se diluye y deforma en el día a día, compensada sólo con los sacrificados sanitarios a pares no siempre.
Empeñados, sin embargo, señores gestores en dar palos al aire en un proyecto de reforma, sin atinar en la curación de la herida, sangrienta, sin cauterizar.
Rajoy y el crecimiento, «otra de romanos»
Escuchando el Debate sobre el estado de la Nación me di de cuenta de que existen dos Españas, una la real y otra la que el Gobierno ha creado. Durante la intervención del presidente Rajoy he sentido que no vivía en el país del que estaba describiendo. Nunca lo había visto tan convencido de que el país iba muy bien en todos los sentidos.
La realidad era otra distinta, no es que te hagan «tonto», lo peor es que encima te vacilan. Empezando con que se comió 400.000 parados a la hora de evaluar el paro; debe ser que no existen. Nos habló del plan de proveedores diciendo que han tenido que pagar a las autonomías y ayuntamientos sus facturas atrasadas, cuando tenemos que la autonomía y el ayuntamiento más ruinoso de España son los gobernados por su partido desde hace años, como es la Comunidad Valenciana cuya deuda no tiene cifras y el Ayuntamiento de Madrid con una deuda que ronda los 8.000 millones de euros.
Habla de que ha tenido que hacer un sacrificio el Estado para frenar el déficit, cuando el déficit lo han soportado las comunidades, ya que donde han recortado son competencia de éstas y no del Gobierno central; como en Sanidad, Educación y Servicios Sociales, entre otras cosas.
Habla de reducción del paro cuando baja el número de afiliados a la Seguridad Social, bueno, a no ser que los contraten sin estar asegurados. Nos ha dado una lección de cómo luchar contra la corrupción cuando han puesto trabas a la investigación de la financiación de su propio partido, e incluso también las han puesto para proteger a la infanta.
En conclusión, no ha querido ver que hay 16 millones de personas que pasan dificultades, que hay niños que van al colegio sin cenar, con ocho millones al borde de la exclusión, dependientes que tienen que atenderlos los familiares porque les han recortado los medios, mayores que optan por comer y no comprar su medicación, gente que se muere en los pasillos de urgencias, pueblos sin médicos y sin urgencias, desempleados sin ayudas… De todos modos nuestra deuda sigue aumentando y las subidas de impuestos han hecho caer el consumo. Podemos decir que estamos en lo más alto de Europa, sobre todo en dos cosas; somos el segundo país de más pobres y el primero con más ricos.