El botellón exige una solución que no es fácil

La primera espicha del año generó las imágenes previsibles en el campus de Vegazana. Daños en el mobiliario urbano y toneladas de basura que se acumulaban a primera hora de la mañana, aunque la agilidad exhibida por los servicios municipales permitió que la actividad en la Universidad de León no se viese alterada porque la limpieza se desarrolló rápidamente. Incluso colaboraron activamente algunos de los organizadores de esta fiesta universitaria que como suele ocurrir habitualmente acabó convertida en un macrobotellón.

Tanto la Universidad como el Ayuntamiento han mostrado de manera clara y reiterada su oposición a este tipo de fiestas que acaban generando incluso un daño económico a las arcas municipales. La cuantía económica que ha supuesto la retirada de la basura y la reposición de material urbano destrozado ha sido cifrada ya desde el Ayuntamiento en 6.000 euros.

Pero el problema no es sólo económico porque incluso en ocasiones participan menores. La celebración de este tipo de eventos está al margen la legalidad por lo que en principio no deberían tolerarse. Pero la solución no es fácil.

Desde el Ayuntamiento se asegura que no volverá a permitir una celebración de este tipo. El reto es complicado. De momento lo que está claro es que todas las instituciones implicadas deberían dialogar sobre lo ocurrido y trabajar en la misma dirección para afrontar esta compleja situación.