La opinión del lector

Aurelia, Lita, mamá

La primavera pronto iba a llegar, pero tú no la pudiste esperar. Impaciente estabas por marchar, y el 14 de marzo de 2013 abandonaste tu hogar. Te fuiste sin hacer ruido, sin un quejido, quien te conoció bien sabe lo que digo. Trago amargo es la muerte, cuando a un ser querido como tú se pierde. Ella te vino a buscar y tú preparada estabas ya. Dejaste todo ya hecho, satisfecha de haber dado todo, todo, y más.

Orgullosa has de estar, pues tu valioso legado que con tanto amor has entregado en nosotros quedó bien grabado.

¡Cómo nos amaste, cómo nos amaste hasta el final! Como hija, como hermana, como tía, como prima, como esposa, como madre, como cuñada, como amiga, como vecina y como abuela fuiste, excepcional. A todos nos recibiste con las manos abiertas, para ayudar. Ese era tu lema: «Ayudar y no molestar». Tu vida no fue fácil, desde la infancia tuviste que afrontar, situaciones difíciles, que hoy no se van a contar. Al mundo cinco hijos trajiste y por ellos, la vida, siempre diste.

Trabajadora sin igual, humilde, valiente y de gran generosidad, estas son palabras que a tí, Aurelia, Lita, te definen con claridad Muchos de los que te conocieron, seguro se han de acordar, de lo mucho que a ti te gustaba pintar, cajitas y piedrecitas «todas ellas la mar de bonitas». ¡Las flores tu gran pasión, y «ver a los tuyos bien» eso, eso, era lo mejor! Todos lloramos tu ausencia, nos dejas una herida abierta, que el tiempo intentará cerrar, pero tu huella profunda, nunca se podrá borrar.

Como campo inmenso de flores, lleno de vivos colores, con ese olor a «lavanda», que de tus manos brotaba, así te hemos por siempre de recordar. Dicen «Que la gente hermosa hace que pasen cosas hermosas». ¡Que hermosa eres mamá!