Puente Castro pasional

Lugar de encuentro entre razas y culturas, Puente Castro es un barrio con alma y nervio que está habitado por ese tipo de gentes que denominaban antaño “libres de dueño y hierro”. El beso del tiempo parece haberse detenido en este lugar con caché y un encanto muy particular, hogar de residencia para mi amigo Alberto González Fierro, más conocido como el Nijinsky de Puente Castro debido a sus pasmosas habilidades para la danza, traducidas en los armoniosos volantines y sugerentes cadereos que prodiga por calles y plazas en época de Carnaval. Pero una vez llegada la Semana Santa, su rostro y la actitud general de la barriada se tornan graves, impregnadas de ese fervor puro a la sombra de los siglos que cantaba el gran poeta Luis Cernuda.

Alberto es miembro del Grupo San Pedro del Castro, surgido en 1989 con la vocación de recoger las costumbres y tradiciones de los pueblos leoneses, cofre lleno de joyas que estaba en vías de perderse. Entre ellas las de su barrio, que a pesar de pertenecer nominalmente a León, se asemejan en gran medida a las de los pueblos de la Sobarriba, cuyos rituales festivos se relacionan con los ciclos de la tierra y el territorio. Para este tiempo pasional lleno de emociones, el grupo ha programado un Viacrucis procesional por la madeja urbana de Puente Castro que tendrá lugar el sábado 5 de abril. Gracias a la cooperación de otras cofradías y de algunos vecinos, pues para realizar este rito antiguo con rezos nuevos se precisa la colaboración de un centenar de personas, la comitiva partirá de la iglesia parroquial, auténtico mentidero espiritual, para desfilar a continuación por distintas calles. En varias casas estarán colocadas cada una de las estaciones que componen el Viacrucis, al que se irán uniendo los diez pasos que integran tan hermoso inventario de estampas.