Protección al medio ambiente con agilidad

La Ley de Prevención Ambiental que recibió ayer el visto bueno del Consejo de Gobierno supone un paso adelante para mejorar la protección en la Comunidad pero también para conseguir una mayor agilidad en las tramitaciones de actividades y obras.

Por una parte se establece un marco de regulación y protección mucho más transparente tipificando unos regímenes de cuatro tipos con los que establecer cuál puede ser el riesgo ambiental para poder tomar decisiones.

Y por otra parte es fundamental la decisión de rebajar en 45 las actividades, instalaciones y obras que requieren evaluación de impacto ambiental. Un paso demandado desde hace tiempo para conseguir agilizar las tramitaciones que, en ocasiones, pueden acabar arruinando proyectos al verse enmarañados en procedimientos que se hacen eternos.

Los plazos de resolución de algunas tramitaciones también se reducen y todo ello con el objetivo de que existan unos controles previos muy rigurosos para aquellas actividades que realmente lo requieren y rebajando los establecidos para aquellas autorizaciones con una menor afección al medio ambiente.

La administración tiene que ser ágil. Ese es, sin duda, un objetivo irrenunciable. Pero también debe ser muy rigurosa con el medio ambiente. La nueva herramienta establecida para la comunidad consigue conjugar ambos objetivos para buscar una eficacia máxima para eliminar burocracia.