Diario de León
Publicado por
maría j. muñiz
León

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Mal van las cosas si necesitamos campañas institucionales para que a los padres se les active el fair play a la hora de participar en las activades deportivas de sus polluelos. Que en demasiados casos tienen muy poco de deportivas, más allá de los chándales, equipaciones y demás aditamentos que los pequeños llevan, eso sí, con todo lujo de detalles. Porque practicar un deporte desde la tierna infancia requiere, parece ser, una indumentaria de lo más completa.

Menos completa está la filosofía deportiva y competitiva no de los pequeños, que al fin y al cabo son lo que aprenden, sino del ramillete de perlas que rodean cualquier encuentro infantil. Yo participo poco en estos eventos. Mis aficiones en general van por otros lares, aunque las afinidades familiares me arrastran a estar al día de las cuitas ligueras desde los chupetines. Y me ponen los pelos de punta.

Hablo de fútbol porque es lo que más conozco, pero me huelo que las broncas se dan hasta en las clases de ballet clásico. Ni pensar quiero cómo se resolverán las desavenencias en otras disciplinas más dadas al contaco físico. Los debates de las cuitas de alevines y otros infantes son para escribir una novela (género: terror). La experiencia me demuestra que la inquina anida en los que están fuera del terreno de juego. El toma y daca entre los padres de los messis y ronaldos en pañales es de agárrate. Las arengas de algunos entrenadores de curva cerrada. Y las rivalidades deportivas, incluso entre el barrio de arriba y el de abajo, de vuelta de campana. Las vendettas que tanto han aportado al cine son un juego de niños (aquí sí) comparadas con las maquinaciones de banquillos, vestuarios y gradas.

Ante el agravamiento de la situación el Ayuntamiento de la capital anuncia una argumentada campaña para que papá y mamá se «activen» en el fair play deportivo. No imponer, gritar, humillar, reprender, castigar, seleccionar, excluir, ignorar, insultar o agredir; aconseja. El folleto que se repartirá en colegios y clubes tiene más texto y recomendaciones que las instrucciones de un smartphone. Confiemos en que los acalorados y exaltados progenitores se tomen el tiempo de leerlo y, si no es mucho pedir, reflexionar sobre ello.

De no ser así, para muchos pequeños la clase de matemáticas seguida de la de lengua serán como el recreo, en el que coger fuerzas y paciencia para hacer frente a sus actividades ¿deportivas?

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