CORNADA DE LOBO
Sed de milagros
Todo lo que tenga que ver con los milagros arrastra multitudes.
¿Qué tal un grial?... o dos.
¿Y un prepucio del Niño Jesús?...
Con la esquirla de un dios se levanta una pirámide.
Ocurre así desde hace milenios. El milagro es la única lotería gratis a la que pueden jugar los pobres.
Los dioses fueron naciendo para eso, para hacer prodigios y maravillas con los que profetas y sumos sacerdotes pudieran explicar un mundo inexplicable, justificar la naturaleza trágica del hombre y absolver los crímenes propios... y por supuesto, para conceder dones o favores (a los míos, ciento por uno) y castigos fieros (al enemigo, generalmente vecino).
Dioses de fuego y devastación proliferaron tiempo atrás, dioses justicieros y guerreros, todos sembrando milagros o atrapando rayos al vuelo para hacerlos gavilla en su mano, porque lo propio de los dioses es el hostión, la lluvia de azufre y la sed de sangre sacrificada con la que aplacan su ira justiciera, que viene a ser su rasgo principal, ira divina. Después se fueron suavizando y salieron dioses más amables, aunque siempre terribles.
Los que no se engañan saben que los dioses fueron creados por el hombre a su propia imagen y semejanza. Y de los mil o diez mil que creó apenas quedan vivos hoy una docena, descontado el Dinero, que es el dios-padre de todos los dioses muertos, vivos y por nacer (pues nacerán, vendrán dioses nuevos y los milagros se harán en 3-D).
Ahora bien, la mitad de los hombres ya no necesita milagros o dioses para explicarse el cosmos y la vida; tienen las cosas más claras con las observaciones de la ciencia que con las visiones de un bendito loco o un canalla rezador.
Sin embargo, otra mitad necesita a la fuerza dioses y milagros. ¿Por? Son los pobres. Los ricos no lo necesitan y siguen gobernándose por el principio de «picha tiesa no cree en Dios».
Ya, pero si los ricos no creen, ¿por qué están tan interesados en figurar y pagar religiones como hicieron desde antiguo?... pues para que los pobres sigan teniendo milagros para creer en algo porque saben que creer en la justicia es necio, inútil... y da sed.