Diario de León

NUBES Y CLAROS

Nosotros, la tropa

Publicado por
maría j. muñiz
León

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Son estos tiempos de emprendedores, empresarios y autónomos. El buscarse la salida por medios propios está premiado (a menudo con más aparato progagandístico que realidades) y es públicamente elogiado y jaleado, también alentado. Muy bien. Hasta las entidades financieras se sacuden el polvo de la reestructuración y los millonarios fondos públicos de rescate y anuncian con gran alharaca que ponen sus primeros créditos al servicio del emprendedurismo al que todo confiamos (lo de las familias ya, para luego). Muy bien.

Pero ¿puede una economía salir adelante sólo con una legión de emprendedores, por muy afortunados que sean en sus iniciativas? ¿Está asentándose la recuperación sólo en los ímprovos esfuerzos de quienes se ponen manos a la obra con más entusiasmo que convicción, a menudo porque no ven más salida de futuro?

En este Primero de Mayo en León se ha recordado también el valor de la fuerza asalariada. Todos los que por cuenta ajena nos dejamos igualmente el pellejo, y lo demás, en intentar salir adelante. Pudiera parecer, dadas las nuevas consignas, que el empleado vive escondido en su guarida esperando tiempos mejores, sin arriesgar y sin jugarse nada en esta dura partida. Nada más lejos de la realidad.

Los trabajadores asalariados llevamos a nuestras espaldas una cuota de sacrificio que también debiera ser reconocida. Sacrificio porque en las empresas cada vez hay menos gente para las mismas tareas, y los que quedamos no podemos sino dar gracias a la providencia por mantener un empleo. Que parece ser lo más (así , sin condiciones) a lo que puede aspirarse hoy en día. Sacrificio porque con las rebajas de nuestros salarios llevamos años contribuyendo a que las empresas sigan su andadura. Sacrificio (este impuesto) porque nos vemos despojados sin derecho a réplica de muchos de los derechos por los que decíamos vivir en un Estado del bienestar. Porque hemos de renunciar sí o sí a beneficios que creíamos adquiridos porque habían sido conquistados.

Nosotros, la tropa que engrasa el engranaje que ponen a andar los empresarios, emprendemos también cada día la tarea de seguir adelante, de dar más por menos, de vencer el miedo al fracaso o al despido.

Esta economía necesita emprendimiento. Y trabajadores formados, valiosos y responsables para hacerlo realidad. Y eso también debe ser reconocido.

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