AL TRASLUZ
Carnes demasiado prietas
Amí me gusta Cristiano Ronaldo, incluso podría decir que soy fan. Pero hasta ahí y ni un paso más. No se le puede exigir más a mí heterosexualidad, me críe admirando a
Clint Eastwood. Ya me cuesta lo mío admitir que tiene las mejores piernas del mundo. Tampoco hay que estirar tanto la cuerda de la admiración. Por ello, no me ha gustado nada la portada del último número de Vogue , reproducida por este periódico a gran tamaño y en color. ¡Cristiano Ronaldo desnudo con Irina Shayk vestida! Mira que le gusta a este chico despelotarse. Una fotografía chusca, sin estilismo. No rechazo que los deportistas posen para revistas de moda o en campañas publicitarias, siempre que sea con casta de galgo. El erotismo es arte difícil, donde es muy fácil caer en el ridículo. No basta con tener las carnes prietas, es necesario además tenerlas misteriosas. Y el delantero en esto resulta poco enigmático, lo tenemos muy visto. De Vogue uno espera, suponiendo que espere algo, un toque chic no un shock. Lo mismo en el reportaje del interior todo queda más viscontiano, pero reconozco que mi madridismo puede vivir sin comprobarlo. No necesito saberlo todo o casi sobre la anatomía del jugador ¿Y sobre las de Irina? Ahí ya me puede algo más la curiosidad.
Don Santiago Bernabeu ha de estar en estos momentos preguntando a qué hora pasa el próximo autobús a la tierra. Todavía retumba la bronca que en 1962 le echó a Di Stefano por haber posado para un anuncio vestido de cintura para arriba con la camiseta del Real Madrid y de cintura para abajo, mediante un corte y pega de la época, con un espectacular cuerpo de escultural señora o señorita. «Si yo fuese mujer vestiría medias Berkshire», decía el lema de la campaña. Se lío tremenda. El franquismo era muy susceptible.
No es que en erotismo me haya quedado en los guantes de Gilda o en la camiseta de Marlon Brando, pero incluso como rendido admirador de las piernas de Ronaldo dicha portada me parece una macarrada. Para mí que el estilista es del Barça. En fin, ¿no habría sido mejor al revés, él vestido y ella desnuda? A veces, el orden de los factores sí altera el producto. Aunque sólo hubiese sido por no enfadar a don Santiago. Esto con nuestra Cultu no pasa.