Político de raza clave en la historia reciente

Alberto Pérez Ruiz se mantuvo fiel a la actividad política hasta prácticamente el último instante. Su vocación de servicio público le llevó a ser un hombre muy combativo, que permaneció siempre en el campo de batalla como prueban la serie de tribunas que publicó hace apenas unos meses en este periódico y en las que analizaba el presente y el futuro del PSOE leonés.

Su paso por la Diputación Provincial durante siete años generó un legado que aún está hoy bien presente. En lo social puso en marcha el centro para grandes discapacitados de La Bañeza, en lo cultural restauró el Monasterio de Carracedo y abrió Pallarés, y en lo medioambiental inauguró el parque del Monte de San Isidro. Son algunos de los ejemplos de una labor en un momento clave (1984-1991) en el que se estaba consolidando la democracia en España y era necesario modernizar las instituciones.

Una de las claves de su mandato en la intitución provincial fue el giro dado para centrar la labor en el mundo rural. Como alcalde de Valencia de Don Juan conocía la provincia y empujó la actividad más allá de las fronteras locales de la capital para impulsar la Diputación hacia su verdadero objetivo, las infraestructuras y servicios de los pueblos.

Su llegada no fue sencilla porque sucedió al dimitido Manuel Cabezas pero consiguió consolidarse en un puesto muy relevante y donde se ganó ese prestigio de hombre dialogante pero luchador y siempre preparado para el combate.