Por herencia

La decisión del Rey de abdicar parece un paso importante para que algún día se haga realidad eso de que no hay cargos vitalicios. El anuncio llega curiosamente días después de que Alfredo Pérez Rubalcaba se mostrase también dispuesto a dejar el puesto —lleva casi casi tanto tiempo subido al coche oficial como Juan Carlos I reinando— aunque eso de la inmortalidad política siempre será una posibilidad mientras permanezca Martín Villa sin engrosar las estadísticas de los pensionistas españoles.

Con Alfonso Guerra aún con escaño en el Congreso de los Diputados y con el hijo de Tejero homenajeando al 23-F todo es posible, pero lo cierto es que parece que últimamente se ha abierto un proceso en España de intento de transmisión directa de cargos y no sólo en la monarquía.

Rubalcaba, conocedor desde marzo de los planes del Rey, abrió hace unos días la caja de pandora pero tibiamente, también con un plan previsto y previsible al que muy pronto le han contestado desde su propia bancada algo así como un «ya no cuela más».

Las renovaciones, en general, suelen ser buenas en todo tipo de instituciones y organismos. Hay que saber adaptarse a los tiempos cambiantes pero el PSOE sufre hoy ese vacío inmenso en el banquillo que dejó la poda de Zapatero —primero experimentada a nivel provincial— de todos aquellos que podían hacerle sombra. Con unos gabinetes ministeriales que no se le habrían ocurrido siquiera al mismísimo Ibáñez en sus mortadelos impidió el crecimiento de una cantera que supliese a esos barones que él mismo iba guillotinando hasta generar el erial con el que se establece un nuevo suelo de votos en cada convocatoria electoral.

En España nos gusta eso de hablar de «renovación». Pero se generan situaciones curiosas. Aquí en León tenemos a un Tino Rodríguez al que ya nos lo quieren «renovar» cuando ni siquiera le han dejado la oportunidad de llevarse al menos un varapalo en las urnas.

Y al final lo que se transmite es que todo es cuestión de luchas por el poder. Va a ser verdad eso de que «no se enteran de nada» si lo que está pasando es la mejor respuesta que puede dar un partido que es clave en la estabilidad del sistema democrático español.

Con dos líderes nacionales —Rajoy y Rubalcaba— producto de dedazos de sus predecesores queda la duda de si sólo la monarquía es hereditaria en España...