Diario de León
Publicado por
JUAN CARLOS FRANCO
León

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Nos enfrentamos, inexorablemente, a un cambio de ciclo. Se va Rubalcaba, se va el rey, el Madrid gana ‘La Décima’ y hasta un alcalde anuncia que se va hastiado de la vida política municipal y sin que nadie le haya enseñado la puerta de salida. Si más que el final de un ciclo parece que nos encontremos ante el fin del mundo que vaticinaron los mayas. Eso sí, con la demora lógica de haber estado negociando el final en una prórroga de un par de años.

Decía el líder del socialismo patrio que éste es un país en el que se entierra bien. Debe ser más un deseo que la constatación de una realidad nacional. De hecho, en su caso, no lo van a sepultar en el panteón de los notables, sino más bien extramuros del cementerio de los dinosaurios socialistas. Incluso más pareciera una declaración con cierta ‘pelusilla’ al constatar que es algo aplicable a todos menos a los integrantes de esta formación política.

Ahí está el caso del rey, cumpliendo con los pronósticos. Tras años en los que, a falta de cuatro que no le han reído sus gracias, todos se han acostumbrado a hacerle la ola allá por donde ha pisado, tropezado o disparado, en esta ocasión no iba ser diferente.

Todo lo contrario parece que le va a suceder al alcalde de Cubillos. Mal momento ha decidido Ramón para oficializar su adiós a este ayuntamiento. Y es que al pobre de José Luis, si poco caso le han prestado en el año que llevaba predicando su abandono, un año de aguas calmas (si es que este adjetivo se puede aplicar en algún momento a los socialistas), en la actualidad, tan entregados como están a darse navajazos a costa de lecturas interesadas de los resultados de las últimas elecciones europeas, se puede dar por bien librado si no le hace pagar todavía algún plato roto. Llevaba más de un año contándoselo a todo aquel que quería escucharle. Nadie consideró oportuno dedicar cinco minutos a sentarse con él y darle unas palmaditas en la espalda —debe ser que el PSOE va sobrado de material humano como para perder el tiempo en esas bagatelas—.

No es el primero que anuncia que lo deja —la primera fue la alcaldesa de Villafranca del Bierzo— y, probablemente tampoco será el último. Sin embargo, que ni los de ahora, ni los de luego, esperen coros de plañideras, grandes —ni pequeñas— alabanzas, ni tan siquiera una moneda para pagar al barquero. Hasta en eso se empeñan los suyos en contradecir a Rubalcaba.

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