Diario de León

TRIBUNA

Devolved el PSOE de León a los militantes

Publicado por
José Luis González Martín, Alejandro Campillo Pestaña y Jorge Mateos Álvarez.
León

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El pasado 9 noviembre 200 militantes del PSOE en León, así como algunos de los cargos públicos que han optado por abandonar la colaboración estrecha y con resultados positivos para la izquierda que habían mantenido hasta ahora, nos juntamos en una jornada para tratar asuntos que nos preocupaban (precaria situación del PSOE y de los ciudadanos que viven en una provincia que parece tener más pasado que futuro).

Una de nuestras inquietudes era ver qué fórmulas podríamos aplicar para que nuestro partido volviera a retomar el pulso en la sociedad y llegamos a la conclusión de que solo era posible si primero se adoptaran una serie de reformas que permitieran conectar con las bases que lo sustentamos. Y creíamos también que el problema del PSOE no es exclusivo de nuestra formación, sino que es común a otros partidos con estructuras de poder verticales. Por desgracia, no nos equivocamos y ahí están los recientes resultados electorales, donde formaciones políticas no convencionales han crecido o irrumpido notoriamente.

Nos preguntamos aquel día, una vez más, para qué sirve en ocasiones la literatura constitucional, puesto que en su artículo 6 nos dice de los partidos políticos que su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.

En asamblea convenimos que la reforma más urgente, dada la creciente crisis del sistema, era la de la Ley de Partidos, que debería desarrollar el artículo 6 de la Constitución y obligarlos a contener en sus normas internas las siguientes —en nuestro caso adaptadas al Partido Socialista de León—:

1.- Celebración de Congresos cada dos años como mínimo y, en todo caso, sin excederse de una fecha fija.

2.- Reuniones cuatrimestrales del Comité Provincial a fecha fija —incluyendo la votación de la gestión de la directiva con voto secreto, excluyendo los de la Ejecutiva—, donde se adoptarán las decisiones estratégicas que no se hayan tomado en el Congreso y que afecten a la organización a corto o medio plazo.

3.- Elección de la Secretaría Provincial, la Comisión Ejecutiva Provincial, los miembros del Comité Provincial, los delegados a los congresos autonómicos y federales mediante voto secreto de los afiliados.

4.- Renovación de órganos internos de «abajo hacia arriba»: asambleas, ejecutivas provinciales, autonómicas y federales, así como elección de candidatos a cargos institucionales mediante elecciones primarias, limitando los mismos y evitando su acumulación. Todos ellos deberán rendir cuentas de su gestión.

5.- Mandato limitado de los tesoreros, separación del área de administración de la de organización, elección de la figura de interventores y constitución de la Comisión Verificadora de los gastos de las campañas.

6.- Separación de poderes: la Comisión de Ética y Garantía debe de ser independiente a los Órganos Ejecutivos. La Comisión de Garantías Federal deberá ser elegida por militantes.

7.- Juventudes Socialistas dispondrá, como escuela política juvenil que no aspira al poder político, voz pero carecerá de voto en el seno del Partido Socialista. Se permitirá toda corriente de opinión que alimente el debate y sea reflejo de la pluralidad existente en la organización.

8.- Agrupaciones locales, comarcales o de zona, con más de 30 militantes y soberanas en su ámbito de decisión, tomarán los acuerdos estratégicos más relevantes en sus territorios (cambios en las alcaldías, mociones de censuras, coaliciones electorales, pactos poselectorales...).

En resumen: democratizar los partidos concentrando el poder en los militantes, posibilitando que escojan de entre ellos a los mejores líderes, que en cualquier caso deberán estar refrendados permanentemente, lo que sería bueno tanto para los propios partidos como para el sistema.

Ese mismo día la pomposa Conferencia Política, ideada por el gran Óscar López, reunía en Madrid a mil delegados. El cabeza visible de la delegación leonesa, Celestino Rodríguez, amenazaba con cortar cabezas a quienes participamos en esa asamblea abierta, por considerar desleal a la organización que gente de toda la provincia, preocupada por el innegable declive de la misma, planteara unas reformas que hoy son demanda masiva de la ciudadanía y que Rubalcaba, López y sus palmeros en la Comunidad y Rodríguez rechazaban agresivamente, incluso negando el derecho a plantearlas.

Por eso resulta indignante lo que le pasó a Julio Villarrubia, quien también llevaba meses apostando por fórmulas democratizadoras, como la ya célebre «un militante, un voto». Más de la mitad de su Ejecutiva, con la participación determinante de Tino Rodríguez y sus afines en León, dinamitaron su liderazgo con una operación de cuchillos largos por la espalda, justificando el asesinato político en la negativa de este a convocar un Congreso donde se devolviera la voz a la militancia. Argumento que algunos defendimos aquel 9 de noviembre y que por el mero hecho de hacerlo Rodríguez nos amenazó con diversas represalias.

El mismo argumento sirve a Tino Rodríguez tanto para machacar al que legítima y respetuosamente lo defendía discrepando de su voluble criterio, como para que él mismo, sin ruborizarse, meses después quite de en medio a quien el madrileño Óscar López presupone que no lo asume.

Tino Rodríguez ha de ser consecuente con los oportunistas argumentos de la «vendetta a Villarrubia», no enrocarse y devolver la voz a los militantes de la provincia de León, sometiendo su liderazgo al voto libre, directo, individual y secreto de quienes conformamos el Partido en la provincia y que horrorizados contemplamos la deriva hacia la nada que ha tomado desde mayo de 2010 y que en León se ha acelerado desde que Óscar López prestó a Rodríguez el mismo paracaídas con que él aterrizó, para desgracia del socialismo, en Castilla.

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