Diario de León

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León

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Los cambios, que en los últimos meses, están sucediendo en nuestro país, y en Europa en general, son absolutamente trascendentes para el futuro. Todos ellos son un paso adelante, consecuencia directa del momento crítico que nuestras sociedades están sufriendo, tras el comienzo de la crisis, con la explosión de los mercados financieros, en septiembre de 2008.

Como hace meses, e incluso años, pronosticábamos, muy pocas cosas serán igual que antes de la crisis. Los riesgos, tanto económicos como sociales, a los que nuestro país ha estado expuesto tras el estallido de los mercados financieros, están remitiendo de forma muy reconfortante. Empezamos a olvidar que estuvimos a punto de ser intervenidos, nuestra economía crece, contra todo pronóstico, y tenemos un nuevo rey. Felipe VI  tiene como objetivo, conseguir que los españoles se sientan orgullosos de él, ganándoselo con su trabajo diario, queriendo ser ejemplarizante, en lo que debe ser la renovación de los representantes de las instituciones del Estado. El relevo generacional, que tanto hemos demandado, ha llegado. El nuevo rey es el protagonista indiscutible de la regeneración política, empresarial e institucional que tanto necesita nuestro país. Los afectados por los cambios de la nueva etapa que se abre, ni pueden, ni deben mirar para otro lado, como si no fuera con ellos. La fuerza e ímpetu con la que llegan los vientos del cambio, no les permitirán mantenerse aferrados al pasado, durante mucho tiempo.

Ahora el reto social y empresarial, es que los relevos generacionales se hagan con la misma tranquilidad, profesionalidad y afecto, con la que lo ha hecho la Corona de España. Lo deseable es que los sucesores sean dignos herederos, capaces de afrontar los difíciles retos, con valores como el compromiso, la lealtad y la transparencia. Cualquier cargo de poder, debe ser ejercido desde la humildad, el servicio, la profesionalidad y la responsabilidad. Aquellos que lo tengan claro, traerán prosperidad y paz a quienes les rodeen. Por el contrario, los que no lo ejerzan bajo esos valores, sólo traerán destrucción, pobreza y decepción, para los que tengan la desgracia de estar en su camino. Todos sabemos lo que se espera de cada uno de nosotros, por tanto no podemos, ni debemos mirar para otro lado, esperar que lo hagan otros, o echar las culpas a los demás.

Las elecciones de mayo en Europa, han reflejado que siempre hay oportunistas, que esperan sacar beneficio con la desesperación de las personas, su falta de conocimientos en asuntos económicos y la búsqueda de salidas, a situaciones dramáticas, tanto personales como sociales. Ni se puede, ni se debe confiar en aquellos que creen que la deuda no se debe pagar, o que las ideologías del pasado, que tantas desigualdades sociales y pobreza, han traído a los pueblos que las han puesto en práctica, van a tener éxito en el futuro. Si dichas ideologías llegasen al poder, las consecuencias serían devastadoras para la gran mayoría de los ciudadanos, tal y como lo demuestran países como Cuba o Venezuela, así como muchos otros a lo largo de la historia.

Por tanto, ni se puede, ni se debe confiar en modelos fracasados, poco originales y llenos de oportunismo, que ni siquiera podemos decir que son bien intencionados por quienes lo pretenden, porque se trata de personas inteligentes y formadas, que saben muy bien lo que hacen. La honestidad, la transparencia y la coherencia son absolutamente imprescindibles en cualquier ideología, que pretenda servir al bien social. Todo los demás son cantos de sirena, que habrá que atajar en Europa, con la renovación de la forma de hacer política y economía, que devuelva la confianza a los ciudadanos, pero desde la verdad, no desde las mentiras, que empujan a los ciudadanos por el precipicio de la desesperación y la frustración.

Siempre hemos dicho que el poder de los ciudadanos está en su voto, pero no es menos cierto, que esa enorme responsabilidad sólo se ejerce con libertad, cuando la formación y la cultura, son lo más amplias posibles. Ni podemos, ni debemos dejarnos manipular al tomar decisiones o votar. El pan y circo, ya sabían los romanos que era lo mejor para que el pueblo no pensase en asuntos políticos, de ahí que debemos dedicar más tiempo a formarnos, a  estudiar y a reflexionar, para saber cómo podemos hacer críticas constructivas, que ayuden a nuestro país a salir fortalecido de la crisis, así como cumplir con nuestras responsabilidades individuales, tanto en nuestra espera personal como profesional.

Desaprovechar nuestro tiempo y nuestra vida, es un lujo que no podemos, ni debemos permitirnos, porque sólo tenemos esta vida y este es nuestro tiempo, construyendo cada uno de nosotros, nuestra propia historia y la de nuestro país.

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