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Antonio Arias Terrado. torenoEsteban Carrera. Sueros de Cepeda
León

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Salir de la crisis

Esta es una proposición en la cual saldríamos beneficiados todos; aunque roza la utopía, porque no somos capaces de poner de acuerdo a una comunidad de vecinos como para poner un país. España tiene un consumo interno muy bajo, además los ciudadanos también tenemos un pobre poder adquisitivo, y el Estado tiene una deuda mayor y una baja recaudación de impuestos. Yo propondría que el Estado subiera los impuestos o penalizara a las empresas que manipulan los sueldos y las condiciones laborales de los trabajadores y propiciaran despidos. Sin embargo, a las empresas que mantuvieran los sueldos o se los subieran a los trabajadores, y contrataran más, pagarían menos impuestos o darían pequeñas ayudas. Por parte de los trabajadores, aparte de cumplir con sus empresas, propondría que se consumieran prioritariamente todos aquellos productos de las empresas que mantengan los derechos y el poder adquisitivo de sus trabajadores.

En resumen todos ganan: el Estado recaudaría más, ya que el consumo subiría al tener un mayor poder adquisitivo los trabajadores, además al producir más las empresas recaudaría más. Las empresas al subir el consumo suben las ventas y pagarían menos impuestos, y eso se traduce en ganancias; aparte del beneficio que tiene el hecho de que los trabajadores estén a gusto. Y el trabajador mejoraría su capacidad de bienestar tanto económica como sicológica. Por último decir que el que no cumpliera pagaría por ello; el Estado no recaudaría y tendría un problema social. Por lo tanto, si cada uno es responsable de su cometido el país tendría otro color.

Sonaron las campanas

Después del último entierro y fuera del horario de misa, no habían vuelto a sonar las campanas en Sueros de Cepeda. Sin embargo, el día 20 sonaron con intensidad alterando la tranquila vida local. No tocaron a misa, ni a concejo, ni a fuego ni a muerto (menos mal), ni siquiera anunciaban el fin de curso. Repicaban para advertir que venían a buscar a Julio, el niño de 11 años. La gente se reunió delante de su casa para darle muestras de apoyo y cariño, ¡jamás tanta gente en Sueros se había vestido del mismo color! Todos querían despedirse del monaguillo que avisó al cura de que había una mosca en el cáliz.

Dentro de la casa estaba su tía paterna con su marido, su prima hermana, el resto de tíos paternos y también su hermano. Raras veces se reúne tanto cariño dentro y fuera de una casa. Finalmente llegaron las autoridades judiciales y el psicólogo, que desaconsejaron la salida del niño de Sueros.

Aunque de momento Julio se queda, la alegría es efímera. No le han dejado celebrar el fin de curso con alegría; ni a él ni al resto de niños del colegio. Yo pregunto a la abogada contraria: ¿por qué no pones la misma voluntad para hablar con el niño, aunque no lo haya hecho la jueza? ¿Quién va a pagar el injusto y reiterado daño que se le está haciendo al niño? ¿No está teniendo un castigo excesivo? Julio también toma decisiones: pidió ayuda al nuevo rey Felipe VI para quedar en Sueros y escribió una carta al cielo para que le dejen seguir donde él quiere.

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