EDITORIAL: Última oportunidad para salvar la historia industrial

Antibióticos no sólo fue durante décadas el buque insignia de la industria leonesa. Fue, sobre todo, un reducto de investigación química puntero a nivel nacional. De sus laboratorios salieron muchos de los doctores que luego consolidaron brillantes iniciativas en otras compañías, mientras el despropósito de sucesivas y nefastas gestiones empresariales minaba la supervivencia misma de un proyecto que forma una parte de la historia de León que hasta entonces animaba al orgullo.

Un despropósito que amenaza con tener un final aún más indeseable. El proceso de liquidación de la sociedad, ante la imposibilidad de concretar una alternativa viable durante la negociación concursal, coloca a la emblemática industria al borde de la desaparición física. Un mes es el plazo. Si para entonces no se materializa ninguna de las opciones de compra que se han estado gestionando y negociando en los últimos meses, la fábrica que antaño fue orgullo de León será diseccionada para venderla en lotes. Desde una maquinaria a la que el imperdonable abandono de los últimos años ha dejado prácticamente sin valor hasta el armazón que sostiene un edificio que hoy luce ruina donde antaño albergó talento y riqueza.

En el caso de que ni Gadea ni Black Toro, las dos compañías que han mostrado interés por hacerse con el deteriorado legado de aquella química puntera, lleguen a concretar en los próximos días una oferta viable, Antibióticos no tendrá definitivamente futuro. Ni para sus empleados ni para sus cimientos.

Se sumaría así un nuevo fracaso a la sucesión de acontecimientos que han conseguido doblegar en las últimas dos décadas al gigante de la pontente industria química, farmacéutica y veterinaria leonesa; un sector que sin embargo cuenta hoy con destacados ejemplos de éxito. Se merece un final mejor.