Sánchez tropieza en Castilla y León

La apuesta de elegir al nuevo líder del PSOE a través del voto directo de la militancia era un arma de doble filo. Por un lado, constituía un avance sin precedentes en la democratización interna de un partido con unas estructuras de funcionamiento viciadas por el férreo control ejercido por el aparato. El riesgo era que el afiliado de base, desmotivado por tanta decepción acumulada, no respondiera a la llamada en la proporción deseable y que la abstención lastrara la virtud del procedimiento. Con una participación inferior al 50 por ciento, la legitimidad democrática del elegido habría quedado cuestionada, con lo cual los socialistas habrían hecho un pan como unas tortas.

Afortunadamente para ellos, no ha sido así. La participación ha superado ampliamente esos mínimos y el respaldo obtenido por el ganador, Pedro Sánchez, ha sido lo suficiente amplio como para zanjar cualquier duda acerca de su legitimidad. Los otros dos contendientes en liza así lo han reconocido y no hay nada que discutir al respecto. Sánchez asumirá a finales de mes el liderazgo del PSOE y es ya el gran favorito para ganar las primarias a celebrar para elegir al candidato socialista a la presidencia del gobierno en las elecciones generales de 2015. (No tendría ninguna lógica que los militantes que acaban de auparle a la secretaria general optaran en dichas primarias por otro cartel electoral). El PSOE tiene un líder con el camino despejado.

Todo lo contrario que los socialistas de Castilla y León, donde la votación del pasado domingo deja completamente abierto el congreso autonómico a celebrar a la vuelta del verano, preludio a su vez de las correspondientes elecciones primarias para elegir al candidato a la presidencia de la Junta. Aunque las papeletas llevaran los nombres de Sánchez, Madina y Pérez Tapias, a nadie se le oculta que los votos recibidos por los primeros permiten conocer con bastante aproximación el grado de respaldo de la militancia a los dos bandos enfrentados en el PSOE de Castilla y León. Y la victoria de Madina indica que los fieles al derrocado, secretario autonómico, Julio Villarrubia se han impuesto en el conjunto de la comunidad a los partidarios de Óscar López, que han apoyado sin reservas a Sánchez.

El nuevo secretario general del partido sólo ha conseguido imponerse en Ávila, Segovia y Zamora, siendo superado Madina en las seis provincias restantes, incluida la de León, donde había sido con diferencia el candidato más avalado. Un tropiezo con el que nadie contaba y que demuestra que una cosa es la influencia del aparato y otra el voto libre de la militancia. Así las cosas, en el PSOE de Castilla y León todo está por decidir. Y atención a Izquierda Socialista, que con un 15 por ciento de respaldo entre la militancia, puede tener mucho que decir.