La opinión del lector
Genarín... ¡ayuda!
Mi amigo me sorprendió con la pregunta: ¿Te has parado a mirar con calma la situación en que está la calle Plata de León? Hay en ella un solar tapiado que alguien se afana en aislar con una puerta de aluminio, con cerradura y cadenas que, energúmenos airados de forma brutal la han doblado y arrancado de su marco, tirándola dentro del solar, que no presenta más que basuras, cascotes y yerbajos.
En las paredes de las casas de la calle no hay espacio libre de pinturas de grafitis, que los autores de la indecencia escriben con dimes y diretes políticos pidiendo lo de siempre.
El suelo de la calle no tiene presentable más que una tapa azul de un registro de agua.
Mi amigo me sugirió que como el bueno de Genarín en ocasiones prestaría algún servicio a las chicas que vivían en una casa de la calle, y así la pisaría, se podría pedir su ayuda, dada la universalidad que va tomando su original y modesta vida, para adecentar esa calle.
«¿Y cómo se manifestaría públicamente la justificación de la petición de ayuda de Genarín?», le pregunté:
Verás —me dijo—, la iniciación de la procesión genariana del Jueves Santo se haría desde el mismo sitio, pero tendría que desviarse hacia la calle de La Rúa entrando en la calle Plata; esta calle desemboca en la de Cascalería, pues bien, la estrechez de Plata se llenaría a reventar de acompañantes de las andas de Genarín.
Como sabes, estos acompañantes se forman con gente alegre, desenfadada, bullanguera, cantarina etcétera etcétera, es decir gente sana.
Cuando se produjera el desembocar en la calle Cascalería de la imponente multitud acompañando las andas con la efigie de Genarín en lo alto, se ofrecería un espectáculo único.
La Plata sería en ese momento cual tubo que rompe su tapa e inunda lo que pille por delante.
Imagínate, amigo mío, inolvidable y esto se repetiría anualmente.
Y prosiguió.
Sevilla, la noche del Jueves al Viernes Santo tiene La Madrugá; León esa misma noche tendría «El desemboco», para el mundo se tomaría como algo típico leonés.
En ambas ciudades «gente... gente... y más gentío, en las calles, si no llueve o no haga frío, y en sus puestos, industriales de diversos ramos frotándose las manos...».
¡Imagínate amigo mío y eso todos los años! —y continuó— ahora barruntándose prosperidad se acometería la urbanización civilizada de La Plata dejándola tan hermosa como están las vecinas calles del barrio.
Te percatas ahora por qué pido ayuda a Genarín; también la prestó en su día para solucionar un gravísimo problema al balompié local y se solventó milagrosamente.
Yo me quedé pensativo por lo oído y me pregunté ¿será este amigo un «caza proyectos»? Tal vez, porque en la vida «hay gente pa tó».