EL BAILE DEL AHORCADO
Dos listos
Tonta de la semana, aunque yo diría del año. Ella y su marido, que tanto monta. Dice Penélope Cruz, para congraciarse con el lobby judío de Los Ángeles, que ella no es experta en política internacional y se pone en plan Miss Mundo, sólo quiero la paz en el cosmos y tal.
Que ni ella ni su pareja son expertos en casi nada ya lo sabíamos. El problema es que ellos deberían tenerlo en cuenta. Recuerdo ahora esa película cuyo protagonista justificaba en su profesión el poco conocimiento que tenía de casi todo. A mí me pasa lo mismo. Soy periodista, así que, ya saben, no soy más que una diletante navegando en un mar de desconocimiento. Vamos, que no soy una intelectual. Me quedo en obrera de las palabras.
Pero ellos, ellos que cada vez que hablan lo hacen para demostrarnos a todos lo ajustaditos que estamos de combustible intelectual, deberían saber que, aunque idiotas, nos da para saber que no se puede pensar una cosa y su contraria. Bueno, en España sí se puede porque hace tiempo que el rigor cayó en desuso y la indigencia mental se apoderó del debate público. Aquí ya no hay más intelectuales que los que confunden la realidad con el deseo, como ellos, y así nos va. Todo es posible en este oxímoron moral. El relativismo es ley y los principios y la dignidad ya son sólo dos entradas en el diccionario. Pero Estados Unidos no es España, un país de cobardes indocumentados en el que el viento se lleva las palabras, en el que la integridad es un traje que se pone y se quita según el que pague, un zoco.
Yo creo, por ejemplo, que el análisis de este conflicto es mucho más profundo. Creo en el derecho de Israel a defenderse y creo que la población civil de Gaza es rehén de un grupo terrorista respaldado por Irán. Y creo que si queremos salvar nuestra dignidad tenemos que estar dispuestos a pagar el precio. Las proclamas fáciles no son más que agitpro interesado, fariseísmo, fraude. Penélope Cruz y Javier Bardem han demostrado que su defensa de las víctimas palestinas, de los niños que cada día mueren, es una máscara que se ponen a la espera de ver de qué lado sopla el viento, que son un par de cobardes que utiliza el sufrimiento ajeno para limpiarse la culpa por la pasta que les da el gran Satán. Os han pillado. Lo vuestro es el dinero por el dinero. Eso se llama neoliberalismo. Vuestro demonio en el espejo, vuestro rostro real.