LA VELETA
El dilema
No creo que sea posible precisar cuánta culpa tienen los medios de comunicación y de forma especial la televisión en las expectativas de Podemos, un partido del que más allá de su nombre y su líder conocemos poco. No deberíamos sorprendernos porque el último barómetro del CIS determine que ya son la tercera fuerza, desbancando a la IU de Cayo Lara, tan irritada como perdida cada vez que se roza con el partido de moda. No nos sorprendamos: se trata de democracia. Lo que el CIS dice es que hay millones de ciudadanos que desean votar esa opción. Y dice también que muchos lo harán porque están hartos de haber votado siempre a partidos que se corrompen al tiempo que anuncian planes para la regeneración política. ¡Dejen de tomarnos el pelo ya! Estamos hartos de mentiras. Cansados de la poca consideración que nos tienen. Aburridos de esperar. No, no tengamos miedo de la democracia.
La gente vota lo que quiere votar, si bien inquieta que en Podemos haya tanto voto en contra del sistema tradicional de partidos y no la reafirmación de una determinada ideología. Quizá para votarlos la ideología sea lo de menos y el cabreo lo de más. ¿Pero quién se lee el programa del partido que vota, se preguntaba Tierno Galván? Se vota en contra, a la contra y por contra. El PP puede estar tranquilo porque no es previsible que su votancia se pase a Podemos. Quien si debe estar inquieto es el PSOE.
Los socialistas viven el peor momento desde hace muchos años y Pedro Sánchez sabe que para él no habrá una segunda oportunidad. Probablemente no la habrá para el partido. Y no exagero. Otros con la misma historia que el PSOE son el pasado, la poquedad política. Escrito está aquí mismo que la llegada de Sánchez al PSOE es lo mejor que le ha podido suceder. Es un hombre moderado, con las ideas claras, con las prioridades bien ordenadas para no perder el poco tiempo que le queda de aquí a las municipales y autonómicas, nueve meses, un parto.
Tiene un problema, que es también una tentación, que consiste en que si el PSOE se acerca a Podemos gana Podemos, pero si su corazón late cerca del PP en algunos asuntos —pocos pero definitivos—, gana también Podemos. Un dilema, desde luego. Y sin embargo Sánchez tiene su oportunidad. Ha hecho el diagnóstico de nuestro gran problema que, lejos de ser Cataluña, es la desigualdad social y económica. Sabe que saldremos de la crisis, pero que las crisis política e institucional han llegado para quedarse. No tiene muchas opciones, pero sí la oportunidad de decir la verdad cada vez que hable, siempre la verdad. Y luchar contra la corrupción como hasta ahora no lo ha hecho nadie. A diferencia de Podemos, y robando al gran Álvaro Pombo una frase muy oportuna, Pedro Sánchez sí sabe como organizar el ministerio de Agricultura. Que usted le vote o no es irrelevante para desearle suerte. Quizá no haya una segunda oportunidad. Espero que entienda que no estoy hablando sólo de él.