EL GALLO
Un tramo del Camino por hacer
No es el mudéjar de Sahagún, ni los pasos que distan entre la Catedral y San Isidoro, ni esa Villafranca del Bierzo que es antesala santiaguesa, pero lleva todo el camino de convertirse, como ellos, en un tramo inolvidable de la Ruta Jacobea a su paso por la provincia. Aunque por motivos mucho menos felices. La salida de la capital leonesa —la entrada también, pero menos— ya consta en varias guías como la más desagradable, antiestética y peligrosa de todo el Camino francés. No sólo incluye arriesgados arcenes, confusas raquetas e inexistentes pasos de cebra, también un revoltijo de solares y vertederos improvisados, y una fealdad arquitectónica, mezcla de zonas residenciales e industriales, que impulsa a los peregrinos a apretar el paso y mirar hacia abajo. Y es que no puede requerir una inversión tan desmesurada el acondicionar un sencillo paseo arbolado entre Trobajo del Camino y La Virgen, máxime cuando son miles los peregrinos de todos los países que cada año pasan, en número creciente, por esta tierra, hecho por el que otros lugares pagarían auténticas fortunas. León es la provincia que cuenta con mayor número de kilómetros jacobeos, pero parece no saber sacar partido de ello.